JAPON. Las autoridades detectaron un nivel de radiación 124 veces mayor de lo permitido en una chopa pescada en cercanías de Fukushima.
EL EXAMEN SE REALIZA EN PRODUCTOS MARINOS
Control de radiación intenta reducir temor
Control de radiación intenta reducir temor
El Gobierno realiza campañas informativas en mercados de Japón
Onjuku Japón/EFE
Casi tres años después del accidente de Fukushima y ante la desconfianza que aún generan los persistentes vertidos de la central, Japón ha comenzado a mostrar finalmente al público la meticulosa red con la que mide la radiación en sus productos marinos.
El Instituto de Investigación de Ecología Marina (MERI) es uno de los 27 laboratorios que analizan para la Agencia de Pesca de Japón los niveles de yodo y cesio radiactivos (el estroncio debe calibrarse en otros centros) en pescado, moluscos, crustáceos, algas, y también en sedimentos y en agua marina y dulce.
El MERI, situado en la localidad costera de Onjuku (unos 75 kilómetros al sureste de Tokio), examina diariamente una docena de capturas realizadas en la costa oriental de Japón, desde Hokkaido, la isla más septentrional, hasta Chiba, al este de Tokio.
Su estricta metodología evidencia las alabanzas que han recibido los exhaustivos programas nipones de vigilancia de productos agrícolas y marinos por parte del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).
Sin embargo, las puertas de laboratorios como estos no han sido abiertas a los medios de comunicación hasta dos años y diez meses después del accidente, y sólo tras conocerse el pasado verano que la central de Fukushima aún vierte diariamente cientos de toneladas de agua radiactiva al océano Pacífico.
Durante ese lapso, la suspicacia de los consumidores nipones ha aumentado, mientras países como Corea del Sur han prohibido la importación de productos del mar de buena parte del país, al considerar que Tokio no ha ofrecido suficiente información sobre las consecuencias y la gestión del accidente atómico.
Las autoridades japonesas han detectado un nivel de radiación 124 veces mayor de lo permitido en una chopa pescada en las cercanías de la accidentada central de Fukushima, informó ayer el diario Asahi.
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