CARA O CRUZ
El flaco favor de IBIS
El flaco favor de IBIS
Raúl Peñaranda U..- Flaco favor le ha hecho a la democracia boliviana el jefe internacional de la ONG danesa IBIS, Vagn Berthelsen. Para intentar que sea revocada la decisión del Gobierno de expulsar del país a su entidad, Berthelsen “pidió disculpas” por haber “cometido errores” en su trabajo en Bolivia, en una muestra de escasa dignidad.
El jefe de IBIS no hecho más que darle fuerzas y argumentos a la visión cada vez más autoritaria del Ejecutivo. Y restarles energía a todos quienes en Bolivia buscan la democratización del país. Sería interesante escuchar cuáles fueron esos “errores” que admitió el encargado. ¿Haber apoyado financiera y técnicamente a entidades como la Fundación Tierra, radio ERBOL, CEDLA, Conamaq y la CIDOB? ¿Por haber ayudado a producir un documental sobre el TIPNIS que refleja lo sucedido durante la represión de Chaparina? ¿O será quizás haber realizado talleres para empoderar a mujeres dentro de organizaciones sociales respecto de sus (machistas) contrapartes varones? No, todos esos programas eran seguramente adecuados. No fueron “errores”, simplemente fueron actividades independientes de la visión gubernamental, algo que irrita sobremanera a las autoridades, que cada vez se imaginan más al país como su chacra, de la que pueden castigar a cualquiera que se les antoje porque los consideran sus “peones”.
Al darle la razón al Gobierno, Berthelsen ha generado un precedente funesto: las otras ONG y fundaciones que trabajan en Bolivia ahora sí verán que están en la cuerda floja si es que respaldan actividades relacionadas a visiones críticas con el oficialismo.
El mundo de las ONG es diverso y cambiante; de las innumerables que existen en el país (se dice que hay 2.000 de ellas de nacionalidad boliviana), existen buenas, regulares y malas. Algunas son ineficientes y sus representantes ganan sueldos astronómicos. Pero otras intentan cumplir con ética y responsabilidad los objetivos que se han trazado. Del centenar de estas entidades que provienen del exterior se puede decir lo mismo. Además, representan a visiones ideológicas distintas, muchas veces contradictorias. Hay ONG, para poner un ejemplo, que luchan contra el aborto y contra el uso de preservativos, mientras que existen otras que pugnan por lo contrario. Esa es, precisamente, su riqueza, es decir la variedad de posiciones que presentan. Ya verán ellas si logran, con inteligencia y argumentos, convencer a la parte de la sociedad en la que se enfocan.
La expulsión de IBIS es también paradójica en un régimen en el que sus mayores representantes, desde el Presidente para abajo, fueron apoyados en el pasado precisamente por esa ONG y otras. IBIS, por ejemplo, financió las marchas y luchas de los cocaleros. El propio Morales se benefició con una invitación a Dinamarca, según han dicho los ejecutivos de la entidad. En ese tiempo, obviamente, Evo Morales estaba lejos de calificar a la entidad como “conspiradora”.
Es también paradójica la razón esgrimida por el oficialismo para la decisión de echar a la entidad danesa: aparte de haber cometido supuestos actos de “conspiración”, se dijo que había intentado “dividir” a las organizaciones indígenas. ¡Lo dice el Gobierno que se ha empeñado (y logrado) dividir a la CIDOB y al Conamaq y cooptar y debilitar a todas las entidades populares!
Diferentes mediciones internacionales sobre la calidad de la democracia, entre innumerables factores, incluyen si las ONG pueden trabajar o no libremente en determinado país. ¿Cree el estimado lector que en naciones como Zimbabue o Cuba o Arabia Saudita o Bielorrusia las ONG trabajan libremente? No, se las acusa de “conspiración”, exactamente igual que en Bolivia, porque las autoridades de esos países, como las del nuestro, creen que su particular visión de la realidad es la “verdadera” y por tanto tiene que ser la “única”.
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