Viernes, 17 de enero de 2014
 

ENTRE COLUMNAS

Sin querer, queriendo

Sin querer, queriendo

Rodolfo Mier Luzio.- El Presidente-candidato está en plena campaña (en realidad toda su gestión tuvo sólo ese propósito); ahora, con los ojos puestos en las elecciones generales de este año, y lo hace con el dinero de los bolivianos, contra toda forma legal y ética, ante la protesta de una oposición disgregada y la complicidad manifiesta del Tribunal Supremo Electoral (TSE).
El Satélite Túpac Katari sirve, ante todo, para rescatar la imagen del oficialismo y de sus candidatos, con un gasto millonario y un presupuesto aún más abultado para el mantenimiento y la operación del referido satélite. Naturalmente, otras opciones para adecuar las necesidades comunicacionales del país, existen, pero no hubieran causado el impacto que se le quería dar, como parte de la vigorosa campaña masista hacia la re- reelección de don Evo.
El teleférico, otra obra millonaria de campaña y de impacto proselitista, tenía también otras opciones para vincular El Alto, con la ciudad de La Paz, sin que afecte al erario nacional. Sin embargo, no tenía efecto mediático y de propaganda, el teleférico es más atrayente.
Pero, resulta que la gestión en la que se gastó buena cantidad de milloncitos de dólares, para que la competencia del Dakar (la representación más genuina del capitalismo, defenestrado por el gobierno) pase por Bolivia; aparte de beneficiar la imagen presidencial, benefició también, y eso hay que reconocer, a la población y a la promoción turística de Bolivia, pese que no era ese el propósito inicial. Esa actividad deportiva de renombre mundial (rescatado por el socialismo del siglo XXI) permitió, también, levantar la autoestima de los bolivianos y destacar la calidad indiscutible de los pilotos bolivianos que participan en el Dakar 2014. Esa actividad organizada por el gobierno, benefició, sin querer, queriendo, a todos los bolivianos.
Pese a que todos estos actos no son otra cosa que una abierta campaña electoral a favor del oficialismo, el presidente-candidato al parecer considera que los bolivianos, todos, somos cortos de entendimiento o unos enanos mentales, cuando nos quiere hacer creer que “no es su culpa que lo proclamen”, contra las disposiciones legales establecidas por el propio TSE, que se hace de la vista gorda.
“Qué culpa tiene Evo o Álvaro si con mucha naturalidad o autenticidad los movimientos sociales van decidiendo orgánicamente realizar actos públicos de proclamación”, acotando, “Ahora Huanuni nos ha invitado a un acto público de proclamación, pero no es organizado por el MAS”. Lo menos que podía hacer don Evo, que juró respetar y hacer respetar las leyes, es no asistir a ese tipo de actos que bien sabe que son ilegales, y exigir que sus “movimientos sociales” no cometan actos irregulares, que son también ilegales, porque su obligación es hacer que se respete el ordenamiento jurídico.
Un elección llevada adelante con ventajas de este tipo, le restan legitimidad a cualquier acto donde se van a elegir a quienes conducirán los destinos de la patria. Pero no, el presidente y el vicepresidente asisten sumisos, pero felices, a estos actos de proclamación, y lo hacen, por lo dicho, “sin querer, queriendo”. Por lo menos…esa es mi opinión.