Lunes, 20 de enero de 2014
 

REFLEXIÓN. La eucaristía celebrada por Monseñor Jesús Juaréz en la Catedral Metropolitana.
REFLEXIÓN. La eucaristía celebrada por Monseñor Jesús Juaréz en la Catedral Metropolitana.

EN LA HOMILÍA DE AYER DOMINGO

Juárez reflexiona sobre la soberbia

Juárez reflexiona sobre la soberbia

El arzobispo de Sucre, Monseñor Jesús Juárez, en la homilía celebrada en la Catedral Metropolitana instó a los creyentes a meditar sobre la soberbia, el pecado que alejó de Dios a algunos ángeles.
Según el evangelio San Juan, Jesús tras ser bautizado fue presentado por Juan Bautista como el Cordero que quita el pecado del mundo. Jesús no lo rechazó, lo aceptó de buen agrado.
“Hay un pecado que nosotros debemos combatir y pedir a Jesús que cargue sobre sus espaldas y nos purifique, es la soberbia ya que por la soberbia fueron desterrados lejos de Dios aquellos ángeles que se querían proclamar también dioses, ser como Dios”, dijo Juárez.
"Es tan manso como un cordero", se suele decir con cierta frecuencia. Y, en efecto, el cordero es como el símbolo de la mansedumbre, de la bondad y de la paz, reflexionó la autoridad eclesiástica.
Desde los primerísimos siglos de la Iglesia, la imagen del cordero fue un símbolo tradicional en la iconografía y en la liturgia católica. Con frecuencia se ve grabado o pintado en los lugares y objetos de culto, bordado en los ornamentos sagrados o esculpido en el arte sacro. Pronto esta figura, junto con la del pez, fue un signo común entre los cristianos.
Fue el Papa san Sergio I quien introdujo el "Agnus Dei" en el rito de la Misa, justo antes de la Comunión. Y, desde entonces, todos los fieles cristianos recuerdan diariamente aquellas palabras de Juan Bautista: "He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo".