Martes, 28 de enero de 2014
 

LA NOTICIA DE PERFIL

Evo está en La Habana

Evo está en La Habana

Paulovich.- Al comenzar esta semana, mi pariente espiritual vino a mi casa cargada de periódicos de La Paz, Santa Cruz, Beni, Sucre, Oruro y también los más importantes de Lima y Santiago porque asuntos muy importantes preocupaban hondamente a los habitantes de nuestra región, como un veredicto del Tribunal Internacional de La Haya sobre límites marítimos entre Chile y Perú, inundaciones en extensos territorios bolivianos y una inflación cada día mayor que el Gobierno trata de disimular.
Abrumada por tales problemas, la cholita cochabambina se echó en mis brazos llorando y me dijo: “¿Y ahora, compadrituy, quién podrá salvarnos y quién nos podrá ayudar…? Yo, sonriente, le contesté: “Evitoy, que es nuestro Presidente Vitalicio y nuestro Chapulín de Orinoca!”
Lo buscamos por todos los rincones de nuestro territorio y no lo hallamos, hasta que por fin la esposa de Alvarito García Linera nos dijo que el Presidente Evo tuvo que viajar con carácter de urgencia a La Habana, Cuba, y que Alvarín acababa de decirle que ella es provisionalmente la Primera Dama de Bolivia.
Al saber esta noticia, la cochala se enfadó y me dijo: “¡Cómo es posible que medio país sufra de inundaciones, que Chile y Perú arreglen sus límites marítimos sin mencionar a Bolivia para nada y que nuestro mandamás se marche a La Habana a abrazar a sus amigos Castro con el pretexto de la realización de una cumbre de la Celac!!!”
Traté de calmar su enfado explicándole que nuestro Evo ya no es nuestro humilde presidente de Bolivia, sino que ahora se ha convertido en el Presidente de los G-77 más China, lo que él ha tomado muy en serio.
Esa mi explicación le pareció muy simple y poco valedera pues la chola cochabambina continuó dominada por la cólera (también llamada “cholera”) y agarrándome de las solapas me sacudió diciendo: “¡Parece que este Presidente Vitalicio tuviera el mal de San Vito que no le permite estar quieto un solo momento, o como ya le dije muchas veces, pareciera sufrir de gusanera, pues no puede permanecer quieto en La Paz y mañana está en China o en Caracas, o en Nicaragua”. Luego de sacudirme como si yo tuviera terciana, me arrojó sobre un sofá y se puso a llorar convulsivamente por su mala suerte de tener un Presidente con gusanera y que en estos momentos preocupantes para Bolivia y todos los bolivianos se encuentra bailando rumbas y otros bailes de mulatos libidinosos en los locales más alegres de Cuba.
Persistiendo en su amargo llanto, la cholita de Quillacollo dijo que su triste vida se hace más amarga aún al saber que nuestro alegre Presidente ya ha dispuesto de millones de dólares para celebrar en Santa Cruz otra “cumbre” de los G-77 más China, para lo cual ya ordenó la construcción de nuevas avenidas aeroportuarias y otras lujosas inversiones para demostrar al mundo que ya no es un humilde campesino quien gobierna Bolivia sino un rico señor, dueño de vidas y haciendas.
Yo, como siempre, me puse al lado de la cholita cochabambina y le dije en la oreja que ella siempre tiene la razón.