EDITORIAL
Urgentes reformas a las reformas judiciales
Urgentes reformas a las reformas judiciales
Siendo evidente el fracaso del sistema adoptado para elegir a las autoridades del Órgano Judicial, lo que corresponde es rectificarlo
La flamante Ministra de Justicia, muy poco después de haber tomado posesión de la cartera que le fue encomendada, hizo unas declaraciones que pueden ser vistas como la carta de presentación de lo que se propone hacer durante su gestión. Dijo que la elección de altas autoridades del Órgano Judicial fue un "desacierto”, porque no se cumplió con los objetivos de transformación de la justicia.
"Tenemos que ser autocríticos, a veces nos equivocamos, es una apreciación personal. Pudimos ver que no está funcionando, creo que se debería elegir a los miembros del Consejo de la Magistratura, del Tribunal, bajo méritos. Fue un desacierto…”, dijo. Y como para despejar cualquier margen de duda sobre el sentido de sus palabras, afirmó que “para ser miembro del Consejo de la Magistratura se tiene que tener un amplio conocimiento de la normativa y al parecer ellos desconocen mucho este tipo de situaciones”.
A primera vista, y dados los antecedentes que durante los últimos tiempos se han ido acumulando sobre el espíritu autocrítico en las filas gubernamentales, la franqueza con que la ministra expresó sus opiniones podría parecer una rareza.
Sin embargo, y si se hace un recuento de la gestión de la ex ministra de Justicia Cecilia Ayllón, se verá que la nueva ministra no es la única ni es la primera en preocuparse por el estado calamitoso en el que está la justicia boliviana. Cabe recordar al respecto que también el Vicepresidente, hace poco tiempo, se refirió en términos similares cuando describió como “una lágrima” al sistema judicial de nuestro país.
Con esos antecedentes, pero sobre todo siendo tan evidentes los pésimos resultados prácticos obtenidos durante los dos últimos años, ya no es necesaria mucha visión autocrítica, pues basta un mínimo de sentido común, para reconocer que la reforma de la justicia boliviana está muy lejos de alcanzar sus objetivos.
Paradójicamente, quienes más directamente involucrados están en esa situación son quienes con más tenacidad se niegan a reconocer la realidad. Así lo indican las airadas reacciones en ámbitos del Órgano Judicial y la del nuevo presidente de la Cámara de Senadores, quienes en sendas declaraciones expresaron su rechazo a las palabras de la Ministra de Justicia y la acusaron de no estar suficientemente enterada de la realidad judicial de nuestro país.
En esas circunstancias, todo parece indicar que estamos ante un conflicto de poderes en ciernes y no será nada fácil para la nueva Ministra revertir el deterioro de las relaciones entre el Órgano Ejecutivo al que representa y el Órgano Judicial cuyo desempeño tan severamente cuestiona.
Siendo esa la realidad, y ante lo evidente que ya es el fracaso del sistema adoptado para elegir a las autoridades del Órgano Judicial, resulta ineludible incluir en la agenda nacional, con carácter de urgencia, un debate sobre la mejor manera de rectificar los errores cometidos, comenzando por la elección, a través de las urnas, de las máximas autoridades judiciales.
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