LA NOTICIA DE PERFIL
Dos informes presidenciales
Dos informes presidenciales
Paulovich.- Mi pariente espiritual que vibra con las noticias más importantes que se producen en el mundo, en Bolivia y en Quillacollo me comunicó el pasado martes que el Presidente de los Estados Unidos, señor Obama, informaría esa noche sobre el estado de su nación, evento que sería transmitido al mundo por su interés universal.
Comprendí la importancia de su información y le dije que esa noche nos comunicaríamos con el mundo y con Quillacollo (Cochabamba) para escuchar el informe del señor Obama, sorprendiéndome la respuesta de la cholita cochabambina: “Entonces, compadrituy, prepararé para la noche una pierna de chancho al horno para escuchar dicho informe, una jarrita de chicha punateña, mandarinas y maní tostado porque ya sabemos que los mensajes presidenciales suelen durar cuatro horas y 45 minutos, como lo demostró nuestro Presidente Evo hace pocos días antes…”
Agradecí el sentido previsor de mi comadre y le sugerí que llenara de blandos almohadones los sofás de mi living para proteger a nuestras nalguitas de tediosos e interminables discursos presidenciales, obedeciendo la dócil cholita hoy convertida en ávida periodista.
El Presidente norteamericano que hablaba ante Estados Unidos y el mundo nos pintó en breves capítulos la situación de su país y los pasos que daría buscando un mayor bienestar para los norteamericanos menos protegidos, lo cual sorprendió a Macacha quien ya había sido acostumbrada a los discursos del Presidente Evo lo cual la obligó a decirme en una oreja: “Este Presidente Obama no se parece en nada a nuestro Evito porque hasta este momento no nos ha emocionado ni un instante. ¡Salud por Evo, compadrito! Y me sirvió un vaso de la rica chicha punateña que nos facilitó la comprensión del mundo actual en el que vivimos.
Con la chicha que humedeció nuestros paladares tratando de irrigar nuestras meninges, concluyó la intervención del Presidente Obama y Macacha algo punteadita por la bebida me confesó que el Presidente Evo le llegaba al alma al perorar cuatro horas y 45 minutos sobre la situación de Bolivia. Mientras que el Presidente gringo, el señor Obama, sólo necesitó de una hora para hacernos conocer el estado de la nación norteamericana, mientras que este viejo periodista meditaba sobre la suerte de aquellos países que pueden mostrarte su realidad en una hora, mientras otros precisan de casi cinco horas para demostrarte lo que son y lo que quieren ser.
Mientras mi comadre cochabambina se sentía más alegre al saborear más copitas de la chicha punateña, yo aproveché de la oportunidad para decirle: Me parece, comadritay que ha bebido unas copitas demás y bien haría usted en entregarme su cartera para cuidar su dinerillo que podríamos gastarlo en los próximos carnavales de Oruro… Ella agradeció mis sentimientos y me entregó su faltriquera.
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