EDITORIAL
Prudencia, profesionalismo, paciencia y coordinación
Prudencia, profesionalismo, paciencia y coordinación
Como correctamente ha determinado el Gobierno, se debe mantener la demanda ante la CIJ. Pero esto exige ciertas cualidades
Si hay un campo en el que se requiere de cualidades como las que enuncia el título, es el de las negociaciones diplomáticas en general, pero particularmente en el tratamiento de nuestra más que centenaria demanda de contar con una salida soberana al Océano Pacífico, que teníamos cuando se creó la República y que fue clausurada por una guerra internacional y, sobre todo, la voraz prepotencia del vencedor.
Desde entonces, con idas y venidas, el país ha presentado su demanda y los procesos de negociación que se han desarrollado en estos más cien años se han frustrado. Sin embargo, la existencia de nuevos modelos de integración regional y mundial, el avance de la tecnología y, sobre todo, la cada vez mayor conciencia sobre justicia y equilibrado desarrollo de las naciones, han creado condiciones particulares para entablar, como miras al futuro, negociaciones que a tiempo de satisfacer la demanda nacional generen también beneficios a la naciones involucradas.
Actualmente y ante un cansancio por la dilación de negociaciones entabladas entre los gobiernos de Bolivia y Chile para atender una agenda de 13 puntos (definida en las primeras gestiones de los presidentes Evo Morales y Michelle Bachelet), el país suspendió los contactos e interpuso ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) una demanda en contra de Chile basada en el concepto de “derechos expectaticios”, por los cuales se solicita que ese tribunal obligue a Chile a negociar con seriedad y buena fe la otorgación de una salida soberana al mar.
Es en este contexto que se debe analizar el histórico fallo de la CIJ en el contencioso presentado por Perú sobre límites marítimos con Chile, fallo que ha demostrado que es posible arribar a soluciones mediante el uso de instrumentos jurídicos que dan cuenta del avance de la humanidad para resolver pacíficamente sus controversias. Ello, con el cumplimiento de una condición básica: acatar ese fallo en forma leal y de buena fe.
Así puestas las cosas, lo importante desde el país es actuar con prudencia, profesionalismo, paciencia y coordinación, más aún si estamos en los umbrales de un proceso electoral que será intenso. Sólo en la medida en que los pasos que el país dé en este campo sean debidamente coordinados y se haga de este tema el más importante de la política internacional (lo que significa, necesariamente, revisar una serie de acciones que más bien perjudican), será posible acercarnos a un resultado satisfactorio para el país.
Y si a ello, además, se añaden declaraciones –oficiosas o no– que desde Chile expresan su apoyo a encontrar una respuesta satisfactoria a nuestra demanda, se van superando los duros obstáculos que se debe vencer en el largo camino que debemos.
Así, como correctamente ha determinado el Gobierno, todo indica que se debe mantener la demanda ante la CIJ. Pero, no se debe descartar, de ninguna manera, la posibilidad de reabrir en forma paralela y sin condicionamiento alguno, nuevos canales de negociación.
Pero, esto exige, hay que reiterar, prudencia, profesionalismo, paciencia y coordinación.
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