El volante Cesc Fábregas (i), golpea el balón ante el guardameta rival.
Un Barça sin brillo se acerca a la final de Copa
Un Barça sin brillo se acerca a la final de Copa
Barcelona / EFE
El Barcelona dio ayer el penúltimo paso hacia la final de la Copa del Rey al derrotar a la Real Sociedad en el Camp Nou (2-0), en un partido que el conjunto azulgrana dominó sin alardes y que se le puso muy cuesta abajo con el gol de Busquets y la expulsión de Íñigo Martinez al filo del descanso.
Puso el Tata Martino a casi toda la artillería, un 11 prácticamente de gala en el que una vez más Fábregas le ganó la partida a Iniesta, de nuevo carne de banquillo.
Debía salir el Barça a olvidar con fútbol y goles el último e inesperado tropiezo liguero. A borrarlo de un plumazo con una actuación convincente ante su parroquia, de nuevo muy escasa (menos de 40.000 espectadores) en otro partido nocturno entre semana, de esos que acaban casi a la hora en la que empiezan a llenarse los bares de copas.
Griezmann la tuvo al inicio. Al francés le cayó en la frontal un mal despeje de Mascherano y puso a prueba a Pinto con un tiro seco que encontró una buena respuesta en el inspirado meta azulgrana.
Griezmann tuvo la primera de la Real al principio del partido y Vela la última antes del descanso. Entre una y otra, el Barça, de menos a más y con más oportunidades que fútbol, pudo hacer media docena antes de que apareciera Busquets para marcar el 1-0. Zubikarai despejó a córner un remate en semifallo de Cesc, Alexis envió al exterior de la red un disparo con el meta visitante prácticamente batido y Messi tuvo una doble ocasión que obligó a lucirse de nuevo al portero de la Real Sociedad antes de estrellar en la cruceta una falta desde la frontal.
El partido ya no tuvo historia tras la reanudación. La Real, con un hombre menos, sólo aspiraba a salir vivo del Camp Nou. Había perdido a Mikel González por lesión en la primera parte y encima se complicó aun más la eliminatoria al meterse un gol en propia puerta al cuarto de hora de la segunda.
Alexis recibía de Cesc al espacio y cruzaba el balón contra el palo. El rechace fue a parar a Elustondo quien, en lugar de enviar fuera el esférico, lo estrelló contra el cuerpo de su portero antes de que acabara en el fondo de la red.
Ni siquiera brilló el Barça a partir del 2-0, pese a jugar con el marcador a favor, en superioridad numérica y con una Real entregada que renunció hasta salir al contragolpe.
Llegó por inercia con remates de Xavi, Pedro, Alves y una espectacular volea de Messi que despejó Zubikarai, y mejoró algo sus prestaciones con la entrada de Iniesta.
Pero le faltó continuidad, precisión en la circulación y esa confianza en su fútbol que parece haber perdido en las últimas semanas. Aun así, tiene media final de Copa en el bolsillo. Si Anoeta no lo impide dentro de una semana.
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