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¿Qué es una Constitucion? ¿Para qué sirve?
¿Qué es una Constitucion? ¿Para qué sirve?
Arturo Yáñez Cortes.- A propósito de los 5 años que acaba de cumplir la nueva Constitución Política del Estado (unos dicen haber festejado, otros lamentado y yo me quedé pensando lo que les cuento), me moneo parte del título del famosísimo libro de Ferdinand LA SALLE (1826-1864) que precisamente preguntó lo primero; respondiendo que en esencia, “es la suma de los factores reales de poder que rigen en ese país:
se toman estos factores reales de poder, se extienden en una hoja de papel, se les da expresión escrita y a partir de ese momento, incorporados a un papel, ya no son simples factores de poder, sino que se han erigido en derecho, en instituciones jurídicas y quien atente contra ellos, es castigado, decía el citado”; resaltando así que las cuestiones constitucionales no son sólo problemas de derecho, sino en última instancia, de poder.
Pues bien, afirmo que LASALLE estuvo muy acertado con tales juicios sí recordamos que la NCPE boliviana fue aprobada en un cuartel militar en medio de un baño de sangre chuquisaqueña y posteriormente en el exilio constituyente orureño por la mayoría oficialista que se dio a la fuga de su sede legal, sin ningún análisis razonado sobre lo que estaban aprobando (leyendo simplemente su índice); luego se la negoció o mejor, maquilló en la Lotería para finalmente, ser sometida al referéndum aprobatorio logrando más del 60% a favor. Nadie podría entonces negar que efectivamente reflejó los factores reales de poder vigentes, en ese entonces.
No obstante, como dice la cueca cambia todo cambia, hoy, cinco años después cabría –para entre otros fines evitarnos falsas expectativas- también indagarse ¿para qué sirve esta NCPE? estoy seguro que sí bien probó aquello de LASALLE sobre los factores reales de poder, no ha servido para su real función contemporánea, esto es limitar el poder del estado y especialmente el de sus administradores o gobernantes para que no hagan lo que, literalmente, les venga en gana con sus ciudadanos, sus bienes, honra e instituciones; es decir como lo formula magistralmente Ernesto RAMOS ANTONINI: “La Constitución no es un documento a favor de los que gobiernan; es un documento que protege al pueblo de los que gobiernan”.
Sostengo por ello qué la NCPE boliviana se ha quedado sólo en lo de LASALLE y no ha podido lograr lo de RAMOS ANTONINI, pues dejando de lado el tradicional fetichismo jurídico propio de los latinos y peor de los bolivianos, más allá de sus espectaculares declaraciones no pudo ponerle límites efectivos al ejercicio del poder, terminando degradada a un papel mojado con la complicidad, servilismo o cobardía de tribunales u otros, para justificar e incluso validar el tristemente célebre yo sé que es ilegal pero igual le meto no más, como prueba la rererelección sponsoreada por el Tribunal Constitucional, la concentración de todos los poderes, cooptación de lo que queda de las instituciones incluyendo hasta los sindicatos, la asquerosa impunidad que gozan los poderosos (Calancha, Chaparina, Las Américas, etc) o el vergonzoso proceder del Tribunal Supremo Electoral (versión reloaded plurinacional de la tristemente célebre banda de los 4). Así las cosas no esperemos que la NCPE boliviana sirva para sus fines naturales centrados en limitar el poder protegiendo al ciudadano, sino para otros aviesos que los vemos cotidianamente; aunque fuera útil recordar lo que VON HUMBOLDT sentenció: “Las Constituciones Políticas no pueden injertarse en los hombres como se injertan los árboles…”.
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