Martes, 18 de febrero de 2014
 

LA NOTICIA DE PERFIL

Diputados y manicomio

Diputados y manicomio

Paulovich.- Mientras preparamos afanosamente nuestra participación en las fiestas carnavaleras del presente año cubriendo la ruta Oruro-Cochabamba y Santa Cruz, recordé a mi pariente espiritual nuestra obligación de continuar escribiendo nuestra columna periodística, asegurándome la cholita cochabambina que ella se encargaría de hacerlo si yo me propasaba en mi entusiasmo, como sucedió muchas veces, extendiendo ante mí los periódicos del día.
En un órgano de prensa encontró la extraña noticia acerca de la entrega de fondos recaudados en la Cámara de Diputados al Hospital Psiquiátrico de Sucre, popularmente conocido como “el Manicomio de Sucre”.
Lento de entendederas, pedí a mi socia y amiga que me explicara tal hecho, respondiendo ella: “Todos los diputados contribuyen con una pequeña suma al Manicomio porque allí podrían ir a parar en su vejez, aunque también podría entenderse que algunos locos son destinados al Parlamento para darle mayor brillo e inteligencia…”
De todas maneras, la noticia me alegró y sin decirle una sola palabra me puse a ensayar solitariamente algunos nuevos pasos de mi comparsa o fraternidad de “Los Negritos Simpáticos de Poto Poto”, lo cual hizo pensar a mi comadrita que yo había recaído en mi antiguo delirio que me llevó hace varias décadas a ser recluido en esa santa casa de orates.
La cochabambina recordó que alguna vez alguien le contó que yo estuve recluido en el Manicomio Pacheco enamorado de una negrita de patitas flacas, lo que llevó a mi comadre a pensar que yo estaba loco, esta vez enamorado de una cholita cochala de mucha plata.
Mi comadrita sostuvo sabiamente que ella y yo estamos locos, que en el Beni nuestros hermanos benianos están locos de dolor y de tristeza, que el presidente Evo y sus ministros están locos de soberbia y de rencor político porque fueron derrotados electoralmente en ese departamento, o sea, que todos estamos locos, comenzando por la cochabambina y yo que nos alistamos para carnavalear prometiendo respeto y dolor para aquéllos que sufren con el agua al cuello.
En esta situación de locura colectiva, la donación en dinero que hicieron los diputados al Manicomio Pacheco me parece oportuna y sabia, y así traté de hacerle comprender a mi comadre Macacha quien, según mi diagnóstico, está más loca que su curandero más loco que una cabra, pues acabo de aceptar un crédito que me ofreció mi loca comadre al 10 por ciento mensual para gastarlo con ella en los próximos carnavales, durante los cuales los bolivianos bailaremos como locos sin dejar de pensar en los otros bolivianos que lloran y que sufren.