CARENCIA: La vecina de Villa San Manuel, Ana Mamani, recoge agua de uno de sus tres turriles que están a unos 150 metros de su casa.
PIDEN A LAS AUTORIDADES AGILIZAR LOS PROYECTOS DE AMPLIACIÓN DEL CAUDAL
Familias sobreviven con tres turriles de agua a la semana
Familias sobreviven con tres turriles de agua a la semana
La cantidad de agua que les toca al día está por debajo de lo recomendado por la OMS
César Vale
En los barrios de las zonas altas de Sucre hay familias que viven con tres turriles de agua a la semana, lo que les alcanza sólo para la preparación de los alimentos; ante tal situación pidieron a las autoridades que agilicen la ejecución del proyecto Rufo que le permitiría a la Empresa Local de Agua Potable y Alcantarillado Sucre (ELAPAS) incrementar el caudal y llegar con el servicio a estas zonas.
Ana Mamani, vecina de Villa San Manuel y madre de siete hijos, diariamente recorre unos 150 metros, desde su casa hasta el grifo público, para cargar 60 litros de agua, cantidad que sólo le alcanza para preparar la comida y asear precariamente a los niños, la mayoría de ellos en edad escolar.
“No tenemos agua potable en nuestras casas. Todos venimos a llevar de la pila pública donde tenemos nuestros tres turriles que no los llenan cada semana. Sólo nos alcanza para comer y no hay para lavar la ropa”, contó la vecina, mientras recogía dos baldes de agua para terminar de preparar el almuerzo.
Alrededor de la pileta pública, que está instalada en la casa de un vecino, hay cerca de medio centenar de turriles, cada uno contiene aproximadamente 160 litros de agua y es resguardado celosamente por cada una de las 19 familias que integran el grupo.
De cerca de 480 litros de agua que tocan cada semana a un hogar, en el caso de la familia de Ana, de nueve integrantes, cada uno tiene derecho a menos de ocho litros del líquido elemento; muy lejos de los 50 a 100 litros al día, que recomienda la Organización Mundial de Salud (OMS) para garantizar que se cubran las necesidades básicas y no surjan amenazas para la salud.
“Nosotros no conocemos la ducha, a las wawas les bañamos en una batea, haciendo calentar el agua; mientras en el centro hasta lavan sus autos con agua potable”, señaló Ana, al pedir a las autoridades que agilicen los proyectos de ampliación.
En la temporada de lluvias, los vecinos recogen agua de los techos de calamina, lo que les permite lavar su ropa y echar agua a la letrina; en cambio en temporada seca, las familias bajan a la quebrada en busca de las pequeñas vertientes donde refriegan sus prendas, incluso recogen agua para la preparación de la comida.
“Cuando no llueve, los tres turriles de agua se nos acaba en cuatro o cinco días y después tenemos que ir a la quebrada de ahí abajo (K’atalla) a buscar agua de las vertientes, aunque también cada año se está secando”, agregó la vecina Corina Cervantes.
La vecina recordó que la pileta pública del barrio Villa Tunari, ahora denominada Villa San Manuel, zona K’atalla baja, Distrito 2, recién fue instalada hace tres años y con recursos económicos que salieron de sus propios bolsillos.
“Ni la Alcaldía, ni ELAPAS no nos han ayudado ni siquiera con un metro de cañería. Los únicos que se han preocupado para que tengamos agua han sido el padre Hugo y la madre Victoria de la iglesia de San Clemente, si no hubieran sido ellos, seguramente hubiéramos seguido yendo a la quebrada”, relató Corina, vecina de la zona desde hace 18 años.
La mayoría de los vecinos tienen baños, pero como carecen de agua se ven obligados a hacer sus necesidades al aire libre.
Proyecto
El proyecto de rehabilitación del sifón Rufo, que requiere una inversión de Bs 1,1 millones recién está en la fase de licitación. Con ello, se pretende aumentar 50 litros por segundo.
|