Viernes, 21 de febrero de 2014
 

EDITORIAL

Beni exige solidaridad

Beni exige solidaridad



Es el momento del encuentro y la solidaridad. Beni exige que para enfrentar la tragedia se a�nen fuerzas

Es dif�cil explicar la resistencia del Gobierno a declarar a Beni como zona de desastre, pues pareciera irracional considerar que el sectarismo y la incapacidad de gestionar en forma participativa la administraci�n p�blica den curso a asumir esa actitud. Ya la semana pasada se coment� el hecho de que el a�o 2008 y sin que los desastres provocados por las intensas precipitaciones pluviales de ese a�o se asemejen a lo que ahora est� ocurriendo, el Gobierno declar� Beni como zona de desastre y canaliz� ingentes recursos a la regi�n. Hoy se resiste a hacerlo y, adem�s, acusa al Gobernador de ese departamento de exigir esa declaratoria presuntamente para no gastar los recursos de la Gobernaci�n para paliar los desastres y destinarlos a la futura campa�a electoral.
Se trata de una actitud insensible que debe provocar una reflexi�n porque no hay un argumento coherente que la justifique, aunque es posible sentar dos hip�tesis que la expliquen: Una, que el Gobierno quiere evitar dar protagonismo al Gobernador del Beni, en un intento por cosechar adherentes en un departamento que en forma reiterada le ha dado la espalda electoralmente. La segunda, su voraz concepto centralizador de la administraci�n p�blica y de los recursos, que le resta capacidad para encarar obras en forma conjunta con autoridades departamentales, sean o no de la misma posici�n ideol�gica.
Sin embargo, esta injustificada negativa a declarar a Beni como zona de desastre �ateni�ndonos a las declaraciones que se realizan y se publican en las redes sociales� le est� costando un serio desprestigio que probablemente presentar� facturas en las pr�ximas elecciones generales.
Desde otro enfoque, la forma en que se est�n enfrentando en el territorio nacional los desastres provocados por las lluvias, permite apreciar una estructural incapacidad del �rgano Ejecutivo de administrar eficientemente las acciones y los recursos del Estado. A su vez, esta incapacidad permite avalar las afirmaciones de muchos analistas de que la situaci�n de bonanza econ�mica de la que se ha beneficiado el pa�s se debe fundamentalmente al incremento sin precedentes de los precios de nuestras materias primas.
En ese contexto, bien har�an las autoridades en reflexionar sobre su forma de actuar en relaci�n a los desastres acaecidos en Beni. No se trata �nicamente de que por la presi�n que se generaliza, declaren zona de desastre esa regi�n del pa�s, sino de modificar una forma de gobierno caracterizada por demasiada soberbia y autoritarismo.
Analizando la situaci�n interna del pa�s (incluyendo las futuras elecciones) y el entorno externo, particularmente Venezuela y Argentina, bien har�an en considerar que m�s all� de los circunstanciales grupos e ideolog�as que, por el favor electoral, dirigen una naci�n, lo que corresponde para la legitimizaci�n pol�tica es buscar pactos de concertaci�n para enfrentar los profundos problemas que tiene el pa�s y que s�lo podr�n ser resueltos con el concurso de toda la ciudadan�a.
Es, pues, el momento del encuentro y la solidaridad. Por ello Beni exige que sea declarada zona de desastre y que para enfrentar la tragedia se a�nen fuerzas y no se busquen adversarios.