BARLAMENTOS
Entre alardosos y arrogantes
Entre alardosos y arrogantes
Winston Estremadoiro.- Si me preguntaran por qué Bolivia no consolida curva ascendente de progreso, hurgaría que los gobernantes pegan tiros en el pie al progreso del país por alardosos y arrogantes. Apoyados en posturas que han dejado de tener vigencia a la luz de la historia o avances tecnológicos, son alardosos porque pavonean logros poco reales; arrogantes porque les enceguece la ‘borrachera de poder’.
Las “nacionalizaciones” del gobierno de Evo Morales destacan tales deformaciones.
Es un ejemplo la confesión de Evo Morales sobre el enfado de Lula da Silva por la llamada ‘nacionalización’ de hidrocarburos. Una exitosa renegociación de contratos con empresas petroleras resbaló a show mediático, a insulto de abuso de poder al que se añadió la injuria de un Evo Morales mussoliniano a la cabeza de tropas militares ocupando instalaciones privadas de Petrobras.
Pero las acciones acarrean reacciones. Póngase en bandeja de una balanza tal abuso, agravado aún más por la requisa de aviones brasileños o la descortesía a enviados del vecino país, incluyendo a su actual mandataria. En la otra bandeja, el costo a Bolivia de la migración de capital de inversión y transferencia tecnológica de Petrobras; el capital intangible del encono de Dilma Rousseff; la espada de Damocles de reducción de ingresos brasileños por el gas; el bypass brasileño en corredores bioceánicos, en especial al feudo cocalero; la supresión de esclusas en hidroeléctricas brasileñas, que darían acceso al mar a Bolivia por el río Madera y el gran Amazonas.
Causa risa que alardee el Gobierno al anunciar procesos a responsables si se pierde arbitrajes de las ‘nacionalizaciones’. Debe quitar el sueño al Procurador del Estado que ya salió pele el primero: Bolivia debe pagar millones de dólares a un inversionista británico, en laudo vinculante de la ONU por ‘nacionalizar’ la generadora eléctrica Guaracachi.
¿Cuánto dinero se perderá en los arbitrajes? Quedan pendientes casi una docena de procesos, sin el cobro a Brasil de la “deudita” (calificación del Presidente) por enviar gas ‘rico’ en sus exportaciones de metano. Solo el proceso de la Pan American Energy, por la ‘nacionalización’ del 100% de acciones de la estadounidense Amoco, llega a $1.493 millones de dólares. ¿Y los procesos arbitrales de canadienses en Mallku Khota, chilenos en Quibórax, británicos en Air BP, españoles en Abertis Infraestructuras, Iberdrola de Inversiones SA, y Red Eléctrica Internacional (REI), la Jindal en el Mutún? Hoy que continúa el auge de precios de materias primas, con final seguro aunque de fecha incierta, cabe preguntarse a cuánto ascenderá el arrogante costo de la farra ‘nacionalizadora’, cuya recurrencia cada 1 de mayo es otra ocurrencia demagógica de este Gobierno, que poco le debe al análisis de costo-beneficio para el país.
¿Qué semejante arrogancia puso a Bolivia en el mapa? No. Un amigo me trajo la edición 2014 del Libro de Bolsillo del Mundo en Cifras, de la reputada revista The Economist. A diferencia de seis países sudamericanos destacados, Bolivia no figura en 50 indicadores de ranking de naciones, incluyendo el menor (o mayor) gasto en salud o el listado descendente en producción de gas natural. No existe en los perfiles de país, donde sí figuran potencias como Zimbabue y Bangladesh. ¿Es desdeñosa la mirada del mundo a Bolivia, o inexistente la alardosa figuración de Bolivia en el mundo?
Cavilo que en toda sociedad humana, detrás de la audacia del mandamás, están las neuronas de algún cabezón; atrasito de un valiente jefe tribal había un chamán, quizá contrahecho, pero poseedor del saber. Sospecho que detrás de Evo Morales está la ideología obsoleta de Álvaro García Linera, aunque el concepto nació en el Foro de San Pablo, el capital de arranque vino del petróleo venezolano y el libreto de la megalomanía de Hugo Chávez y su hoy desvencijado socialismo del siglo 21.
El pato de la fiesta nacionalizadora lo pagará el país. Cuando los recursos no renovables del gas natural y el litio sean reemplazados por la energía limpia y renovable del hidrógeno, ¿habrá sentencia para los culpables de la farra nacionalizadora?
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