Martes, 25 de febrero de 2014
 

PERCEPCIONES

¿Fascismo en Venezuela?

¿Fascismo en Venezuela?

Mario Rueda Peña.- ¿Qué hay detrás de la protesta social que remece las calles y avenidas de Caracas, en medio de enfrentamientos entre adversarios y partidarios del régimen? Según Maduro, todo un “movimiento fascista” que pretende derrocarlo por medio de un “Golpe de Estado”.
Sin duda que semejante aseveración hace bailar de alegría a las ánimas de Hitler y Mussolini. Con razón, puesto que lo menos que ambos podían haberse imaginado es que a más de 60 años de sus estrepitosos fracasos, el arrebato por el dictatorial y sangriento modelo político que impusieran en Alemania e Italia, respectivamente, rebrotaría nada menos que en la sudamericana Venezuela, con arremetidas sociales contra el neopopulismo que Maduro heredara de Chávez.
En realidad, la causa de todo se halla en dos espacios de muy estrecha interconexión, actualmente carcomidos por graves desajustes. Nos referimos a la macro y microeconomía. Las exportaciones petroleras, de las cuales vive Venezuela, acusaron un notable descenso en 2013, circunstancia que abrió una brecha entre ingresos nacionales y disponibilidades monetarias. El Gobierno aplicó un remedio peor que la enfermedad: emisión inorgánica de bolívares en el Banco Central para cubrir el gasto. Consecuencia inevitable: inflación cercana al 50 por ciento.
Agravaron la situación medidas como el control de precios de artículos alimenticios por parte del Estado. Nada ni nadie pudo contener el incremento del costo de dichos bienes, cuya escasez es en gran medida referible a drásticas restricciones de divisas para el sector productivo privado, que ya no pudo seguir importando insumos y materia prima en la cantidad necesaria, a lo que se añadió el congelamiento de los precios.
El encarecimiento del costo de vida, la escasez de alimentos, la inseguridad ciudadana y el talante autoritario del régimen, son las causas del estallido social en Venezuela. Por ahora, carece de organicidad en lo ideológico y político. Como siempre ocurre en períodos de graves crisis económica y social, el malestar da lugar a protestas espontáneas. Es cierto que por un lado aparece el opositor Henrique Capriles y por otro Leopoldo López, pero sin izamientos de enseñas de esquema común. López se entrega a la justicia que Maduro controla en forma total, consciente de que su imagen tras las celdas de una cárcel se verá fortalecida ante un pueblo a quien siempre conmueve este tipo de grafías.