Jueves, 27 de febrero de 2014
 

LA NOTICIA DE PERFIL

El Carnaval y las comadres

El Carnaval y las comadres

Paulovich.- Ya les conté el otro día que los bolivianos –o al menos todos los que yo conozco– no podemos vivir sin estar moviendo el esqueleto al ritmo que nos marcan algunos mulatos libidinosos que proceden del área caribeña, y admiro la inteligencia de nuestro Presidente Vitalicio que hermanó sus fantasías revolucionarias con Cuba y Venezuela, dos países con mucho ritmo bailable en sus gestas históricas. Es por ello que mi Pariente Espiritual y yo nos hallamos bailando en Oruro desde el último convite después de habernos hecho los “quedadizos” y gozando de algunos eventos folclóricos, tales como el Festival de Bandas Folclóricas, donde también pude conocer a algunos prominentes miembros de “la Banda de los chorros de la Aduana”, otros de “la Banda de Capos de YPFB”, “la Banda de Guaqui”, “la Banda del Desaguadero” y otras bandas.
Las sorpresas continúan pues mi comadre de Quillacollo me comunicó esta mañana que hoy se celebra el Día de las Comadres, señalándome que mi obligación era agasajarla porque yo soy su compadre predilecto y además soy el único al que ella le presta dinero aunque también le cobra intereses elevados como ser el 10 por ciento mensual, que yo pago caballerosa y cumplidamente, como corresponde a un ex alumno del Colegio San Calixto en el cual aprendí una copla deportiva cuya letra decía así: “Cuando yo me pongo corbata celeste, las cholas me dicen San Calixto es este…”
Mi comadritay quiso pasar el “día de la comadre” en la llamada “sede del gobierno” porque hace nueve años el Presidente de Bolivia gobernaba desde su avión o desde su helicóptero, trabajando alguna vez en esta ciudad.
Antojada de celebrar su “día de la comadre” en la ciudad donde ella gobierna, festejamos esa magna fecha en mi casa donde a horas 8 de la mañana izamos las banderas de La Paz y Cochabamba en un mástil colocado en el jardín. Mientras izábamos las gloriosas enseñas, cantamos canciones regionales; yo aquellos versos que dicen “Cochalita de mi vida chuncuy chunquituy, yo no quiero negativas ay palomitay”. Mientras ella cantó para mí un trozo de una parodia del tango Illimani que dice: “Y cantar mi serenata a una chola de harta plata, cerca del amanecer… etc.etc.”
Cuando quise invitarla a almorzar al restaurante criollo “Mankasiñani”, le conté que no tenía plata porque nos hallábamos a fin de mes; la generosa de mi comadritay me puso en mi bolsillo del pantalón doscientos dolarcitos verdes que los conté en su delante para comprobar si eran legítimos y no se trataba de billetes de Alasitas que circularán hasta mañana que finaliza febrero.
Después volvemos a Oruro para asistir a la fabulosa Entrada del Sábado. Macacha escribirá la crónica de ese día.