Domingo, 2 de marzo de 2014
 

CANTAUTOR. Vadik Barrón en concierto.
CANTAUTOR. Vadik Barrón en concierto.

TRAS DOS AÑOS DE TRABAJO EN EUROPA

Vadik Barrón vuelve para seguir creando

Vadik Barrón vuelve para seguir creando

Juan Pedro Debreczeni

Tras dos años ausente de Bolivia, el cantautor Vadik Barrón, vuelve al país para compartir su música y completar sus últimos proyectos editoriales y musicales.
Con 17 años de carrera, cuatro discos como solista y tres poemarios en su haber, la propuesta musical de Barrón es una canción de autor ecléctica e intimista, que toma elementos del pop, del rock y del folclore boliviano y latinoamericano. CORREO DEL SUR comparte una entrevista con el artista.


¿En qué momento de tu carrera te encuentras?
Estoy retornando a Bolivia después de casi dos años en Alemania y de haber tenido la oportunidad de difundir mi música y de tocar mucho en Europa. Tengo muchísimas canciones escritas que quiero grabar y espero consagrar mi tiempo y energía a eso en los próximos años.


¿Cuál tu experiencia como boliviano, músico-artista, en Europa?
Fue mi primera vez en Europa y creo que muy rara vez pude ver los lugares con ojos de turista, así que llegué y directamente empecé a buscar espacios para difundir lo mío. Poco a poco me fui introduciendo en los circuitos de música en vivo, sobre todo de cantautores y de música latinoamericana y a partir de ello también pude compartir escenario con muchos músicos de diferentes partes del mundo. Te das cuenta de que el bagaje que llevas le resulta interesante a otra gente así como lo que ellos hacen es fascinante para uno.


¿Cuál la recepción del público allá? ¿Encontraste a compañeros de arte bolivianos?
La recepción ha sido en general buena, es un ámbito muy competitivo con escenas sólidas y profesionales, y he tenido desde público enteramente alemán que no entendía nada de las letras hasta audiencias totalmente bolivianas, en España, por ejemplo. Llevar mis discos, mostrar que en Bolivia hay otras músicas me ha abierto camino. Donde sea que he tocado siempre ha habido bolivianos, que se acercaban porque me conocían ya sea desde Bolivia o por internet o tenían curiosidad por escuchar a un boliviano en su ciudad. Un encuentro muy lindo ocurrió en Valencia en 2012, con el violinista Gustavo Orihuela que me hospedó en su casa y tocamos unas canciones juntos.


¿Se puede hablar de una trova boliviana?
Yo creo que en Bolivia hay muchos y muy buenos cultores de la canción de autor, de varias generaciones, que trabajan una canción al mismo sensible e inteligente. Lo que nos falta es consolidar un circuito, una escena, un público. En realidad cualquiera que escriba canciones, no importa el estilo o el sonido que desarrolle es un cantautor, pero nos hemos hecho una idea muy limitada del cantautor o trovador, un tipo barbudo que toca solo con la guitarra temas de los 60’s y 70’s. Como yo y mis amigos, je… La experiencia del Colectivo La Paz Guitarra en Mano fue muy buena y generó trabajo y difusión para todos los que lo integramos, pero esto es algo que tiene que ser sostenido e inclusivo.


¿Cuál tu lectura del momento político social del país y su relación con el arte?
Hay una evidente transformación social y política en el país, y todo eso que pasa es imposible de acompañarlo en tiempo real. Es decir que los cambios se están produciendo de una manera tan rápida, intensa e irreversible que creo que el arte quedó de alguna manera aislado, y se redujo a un plano instrumental, es decir utilitario del discurso oficial o evasivo y comercial. La música folclórica, por ejemplo, a título de “nacional” sirve para exacerbar el regionalismo, el chauvinismo y el patriotismo y se repite a sí misma hasta la náusea, a costa de la estética.
El compromiso social no tiene sólo que ver con un arte abierto u obviamente político, de consignas, que en muchos casos es un arte panfletario, oportunista y por encargo. Por supuesto que las luchas por las conquistas sociales, políticas y económicas del país deben ir acompañadas por el arte pero también hay otras libertades en juego: la libertad individual, la libertad de la imaginación, de la universalidad.
La sociedad boliviana todavía no ha incorporado orgánicamente a su funcionamiento a los artistas y sus obras. Pero es un proceso que se está dando y por el que tenemos que trabajar artistas, y también instituciones, medios y público.