APOYO. Las calles de El Cairo fueron empapeladas con la imagen del líder de las Fuerzas Armadas.

EL MARISCAL ABDELFATAH AL SISI TAMBIÉN ES MINISTRO

Egipto: Alto jefe militar continúa en el Ejecutivo

El Cairo, Edu Marín/EFE

El jefe del Ejército egipcio, el mariscal Abdelfatah al Sisi, mantiene los cargos de viceprimer ministro y titular de Defensa en el nuevo Gobierno, que tomo posesión ayer, lo que complica su posible candidatura a las próximas elecciones presidenciales.
Vestido con el uniforme militar, Al Sisi juró ayer sus cargos en el nuevo Ejecutivo interino egipcio ante el presidente Adli Mansur, en un acto que confirmó su decisión de no renunciar, por el momento, a sus responsabilidades castrenses, pese a haber mostrado sus deseos de presentarse a las próximas elecciones presidenciales.
La nueva Constitución egipcia, aprobada el pasado mes de enero, obliga a que el próximo presidente del país sea un civil, por lo que Al Sisi parece jugar al despiste al continuar como jefe de las Fuerzas Armadas y ministro de Defensa, puestos de los que debería dimitir si finalmente se presenta.
"Esto significa que todavía no está decidido en cuanto a la candidatura y que tiene mucha presión", asegura el analista del centro Al Ahram, Yosri Azbaui.
Hace semanas que se espera el anuncio oficial de su candidatura, aunque en los últimos días varios comentarios en círculos diplomáticos aseguraron que Al Sisi podría finalmente no disputar la carrera por ser el próximo presidente de Egipto para la que, según todos los pronósticos, no tendría un rival que le hiciera sombra.


LO VEN COMO CANDIDATO
Azbaui no está de acuerdo con esta hipótesis y sostiene que Al Sisi se presentará "una vez se haya aprobado la ley electoral, que lo hará esta semana".
"Por un lado este retraso le hace ganar tiempo, pero también puede hacer disminuir su popularidad en la sociedad egipcia, que puede cansarse de esperar", sostiene Azbaui.
Esta semana el presidente Mansur promulgó un decreto de reforma del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, a través del cual designa como jefe del organismo al ministro de Defensa, en detrimento del propio jefe de Estado, lo que supone una clara separación entre el Ejecutivo y el Ejército.