Domingo, 2 de marzo de 2014
 
Ch’allemos al país

Ch’allemos al país

Paulovich.- Mi pariente espiritual me convenció de la necesidad de ch’allar mi casa y también las suyas que se hallan situadas en Quillacollo pues de esa manera las veremos libres de desgracias naturales y sobrenaturales, aunque persistí en mi posición cristiana de que Dios y la Virgen María las cuidan de toda desgracia, menos del “pinchazo” telefónico por parte del Gobierno hoy perfeccionado por el Satélite que nos instalaron los chinos a precios asiáticos.
Mi visión providencialista de la vida nada pudo hacer frente a la decisión de la chola cochabambina que me dijo: “Hasta nuestro Presidente Vitalicio Evo ch’alla sus casas y hasta el Palacio de Gobierno para que la Pachamama proteja sus propiedades y las libere de toda desgracia, cómo nosotros pobrecitos no lo vamos a hacer…”
En efecto, se presentó la otra mañana en mi casa en compañía de un indígena viejo al que reconocí por el tufo a alcohol que despedía diciéndole que se pusiera a las órdenes de mi comadre Macacha quien dirigiría los operativos de la ch’alla, obedeciéndome el conocido charlatán.
La cochabambina, consciente de sus deberes ciudadanos me dijo en la oreja para que nadie la oyera: “comenzaremos por ch’allar a nuestro presidente Evo para rogar a la Pachamama que no le venga ninguna desgracia en su avión, ni en sus helicópteros durante el presente año cuando tiene que intervenir en nuevas elecciones presidenciales.
Me causó cierta pena el candor de mi comadre y le manifesté con dulzura que ese pedido a la Pachamama se hallaba por demás porque el sistema de seguridad del Presidente ya había dispuesto todas las medidas relativas a la seguridad presidencial y que la Pachamama nada tenía que ver con esas cosas.
Al escuchar mis palabras, Macacha ocultó con sus polleras la fotografía del Presidente Evo que Macacha había conseguido para esta ocasión, señalando al oficiante de la ch’alla que se dirigiera a mi dormitorio a realizar la ch’alla en ese sacrosanto lugar que es mi alcoba nupcial… Yo iba vigilante tras ellos para supervisar las ceremonias que realizarían y evité que mi lecho fuera regado con unas aguas que contenían kirusilla y otras hierbas que utilizan los brujos aymaras en sus ceremonias. Por encargo mío, la cholita cochabambina regó mi santo lecho con unas gotas de vino de Cariñena, región vinícola de Aragón donde nacieron algunos de mis descendientes.
Pedí a mi previsora comadritay si ella y su ayudante podrían ch’allar al nuevo presidente del Tribunal Constitucional doctor Efraín Choque y Macacha me mostró al instante una fotografía del mismo luciendo un poncho aymara y diciendo que defenderá el cumplimiento de la Carta Magna; veremos si cumple con su juramento, pero el brujo indígena roció la fotografía con alcohol.
Nos olvidamos de ch’allar la fotografía del Ministro de Economía y Finanzas señor Luis Arce Catacora, lo cual me lleva a creer que este año ya no podrá mantener sus falsos números sobre la inflación y sobre el costo de la vida que sube todos los días.
Luego fuimos a ch’allar sus casas en Quillacollo y allí ch’allé todo lo que yo quise y con las fórmulas sagradas que yo preferí, pues donde manda capitán no manda marinero y donde manda periodista no manda cualquier comadre. Seguiré carnavaleando una semana más.