En texto provocador del Evangelio
En texto provocador del Evangelio
Jesús Pérez Rodríguez, OFM..- El pasaje del Evangelio de este domingo puede resultar algo desconcertante, sumamente provocador y hasta escandaloso. Pertenece el texto al sermón de la montaña. Es una pieza de belleza literaria, sumamente agradable. Es una enseñanza básica de Cristo Maestro y nuevo legislador, para todos aquellos que quieren seguirle y formar parte del Reino de Dios. Habrá hablado Cristo en serio cuando dice: "No se preocupen, ¿qué comeremos o qué beberemos o con que nos vestiremos?".
¿Cómo sonarán estas palabras cuando vamos al mercado? ¿Cómo pueden estas palabras aportar a tantos y tantas que buscan cada día el pan, a los que pasan hambre? Para muchos resulta provocador y pueden preguntarse sin son serias estas palabras. A algunos les pueden sacar una sonrisa burlesca. Cristo está hablando a gente creyente que sabe que Dios es Padre, Señor de todo lo creado. Por ello estas palabras tienen un referente a Dios. Jesús habla de la relación con Dios, él vino para establecer el Reino. Quiere Cristo que tengamos una actitud correcta con Dios, con una fe profunda en la Providencia divina y sepamos firmemente que Dios nos ama. El Evangelio es un mirar a Dios presente en la vida y un ver Dios también en las relaciones de la economía diaria.
Para entender el Evangelio de Jesús, el texto de este domingo, Mt 6,24-34 hay que considerar la primera afirmación que se hace: "NO pueden servir a Dios y a las riquezas". Cristo quiere que pongamos como principal preocupación de nuestra vida el Reino de Dios y su justicia. Él nos pone una disyuntiva. Nos convoca a servir y confiar totalmente en Dios, en el Dios que guía y cuida de nosotros con su Providencia. Nos enseña que es incompatible servir a Dios seguir con la injusticia, la violencia, el libertinaje… Dios quiere que sus hijos sean como el Hijo, libres del ansia, del agobio y preocupación por el vestido, por todas esas cosas que consideramos necesarias, pero que en la práctica no son más que cachivaches que nos quitan la verdadera libertad del espíritu. Las palabras son válidas tanto para los ricos que se ven envueltos y confundidos por el ansia de poseer y también para el pobre que se hunde par psicosis de la pobreza que no le permite conseguir lo necesario para la vida. Cristo busca ante todo el Reino de Dios y su justicia. Por ello nos llama a buscar este reino que no hay que confundir con los reinos de este mundo. Claramente habla de los tiempos nuevos que ha traído el Reino de Dios. Son tiempos de cambios que exigen nuevas posturas, nuevas jerarquías de valores. Es necesario adoptar nuevas actitudes en la vida si se quiere ser discípulo de él, trabajando ante todo por Dios y los hermanos.
Al decir Jesús "busquen sobre todo el Reino de Dios y todo lo demás se les dará por añadidura" no invita al pasivismo, a la flojera, a la indiferencia, al estoicismo… Está poniendo en primer lugar a Dios y su Reino, y en el podio número dos a todas las otras cosas, actividades, preocupaciones o actividades por muy importantes que fueran, sabe muy bien Jesucristo que no somos pájaros o lirios y que necesitamos trabajar para ganar el pan de cada día. Nos quiere libres, libres de verdad.
En tiempos de Jesús como hoy día en el siglo XXI, don Dinero, se ha constituido en el sucedáneo de la religión, de la fe, de una auténtica relación con Dios, que está siempre muy cerca de nosotros, que quiere vivir en el corazón de todo aquel que lo aceite como su Dios y Señor. Nos cuesta, cuesta a muchísimos, el trabajar poniendo siempre a Dios en primer lugar. Por ello, Cristo nos en enseñó: "den al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios".
Jesús quiere ver en cada uno de sus seguidores un nuevo talante que nos haga diferentes en la manera como vivimos. Nos quiere trabajando en la construcción de un mundo más justo y fraterno en el que todos puedan seguir creciendo en paz, serenidad, justicia... Quieren que pongamos todas nuestras energías en pro del Reino de Dios.
Nos quiere Cristo libres de la raíz de todos los males, la avaricia. La avaricia nos va haciendo creer que vamos a vivir para siempre. Que son los bienes materiales los que nos pueden proporcionar la felicidad y dar paz. Pero es al revés .Todos los bienes son pasajeros y nos pueden quitar la auténtica libertad. Los bienes de este mundo cuando los usamos bien pueden ser un trampolín para alcanzar los bienes imperecederos. El salmista en el salmo 22 nos dice: "aunque camine por cañadas oscuras, el Señor está conmigo".
Buscar e1 Reino de Dios y su justicia, las cosas del espíritu, relativizando los bienes materiales "las riquezas", es la justa medida que Cristo quiere para todo el que se precie de ser su discípulo, de ser cristiano, testigo de los valores del Reino.
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