EDITORIAL
La importancia del Día Internacional de la Mujer
La importancia del Día Internacional de la Mujer
La razón de ser de este día está muy lejos de la frivolidad comercial que tiende a distorsionar el verdadero y original sentido de la causa femenina
Hoy, 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, está dedicado en todo el mundo a reflexionar y hacer una evaluación sobre la situación de la mitad de la población mundial. Es una jornada que aunque muy cuestionada, pues como muchas otras causas ha sido frivolizada, lo que con razón disgusta a las organizaciones femeninas que en otros tiempos eran sus principales promotoras, mantiene su pleno sentido pues cada vez es más directa la relación entre el papel que juegue la mujer en la sociedad contemporánea y lo que el futuro le depare a la humanidad.
A diferencia de otros “días internacionales”, rótulo del que, dicho sea de paso, se suele abusar, éste tiene pleno sentido porque las mujeres de todos los continentes, pasando por encima de fronteras nacionales y a pesar de diferencias étnicas, lingüísticas, culturales, económicas, políticas o religiosas, encuentran una identidad que las une y una serie de desafíos que tienen que ver con su género por encima de cualquier otra consideración.
Vista la situación de la mujer desde una perspectiva histórica, los avances del último siglo resultan sin duda admirables. Más aún si se compara la situación actual con la de siglos y milenios anteriores. Sin embargo, si la evaluación se hace con la mirada puesta en el futuro más que en el pasado, se podrá comprobar que es aún enorme la distancia que falta por recorrer antes de llegar a lo ideal o, por lo menos, lo aceptable, como lo confirma cualquier reciente informe sobre la situación de la mujer en el mundo.
Datos como el que indica que alrededor de 800 mujeres mueren cada día como consecuencia de partos mal atendidos; que anualmente se registran más de 60 millones de matrimonios de niñas y jóvenes menores de 18 años, gran parte de ellos contra su voluntad, o los que identifican a los embarazos no deseados y a los abortos hechos en condiciones y circunstancias pésimas como algunas de las principales causas de mortalidad femenina, son algunos, entre muchos otros, de los que indican que de ningún modo es exagerado reconocer e identificar a la condición de género como una variable que merece en sí misma un tratamiento especial.
En lo que a nuestro país corresponde, la magnitud de las tareas pendientes es aún mayor que en otras latitudes pues Bolivia todavía se destaca, a pesar de avances nada desdeñables, entre los países del mundo con peores indicadores en aspectos como los casos de violencia sexual. Cabe recordar al respecto que según datos oficiales de la agencia de la ONU para asuntos de género, Bolivia ocupa el primer lugar del índice de violencia física contra las mujeres.
Siendo esa la dura realidad que cotidianamente sufre una gran parte de la población femenina de nuestro país y del mundo, vale la pena recordar que la razón de ser de este día está muy lejos de la frivolidad comercial. Lo que obliga a quienes en verdad creen que la construcción de una sociedad mejor para las mujeres es uno de los mayores retos del presente y futuro, a recuperar el verdadero y original sentido de la dedicación de la jornada de hoy a la promoción de esa causa.
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