�Carnaval constitucional?
�Carnaval constitucional?
Arturo Y��ez Cortes.- Coincidiendo con la llegada del �dios� Momo y a la vista de los acontecimientos ocurridos en el Tribunal Constitucional Plurinacional y otros tribunales compuestos por magistrados �electos�, pareciera que estamos ante un carnaval constitucional, caracterizado por denuncias, metidas de pata, renuncias y retiros, presiones de �movimientos sociales�, amenazas de juicios, peleas por el trono, precintados de oficinas y otros esc�ndalos, que no hacen m�s que seguir degradando la ya muy venida a menos �majestad� de la justicia plurinacional, dando la sensaci�n que est�n en el s�lvese quien pueda y que el �ltimo apague la luz.
Sin duda que esa debacle de la �nueva justicia� como fue propagandeada por el oficialismo que ahora �hip�critamente� reniega de su criatura junto con quienes le ayudaron a concebirla, data desde mucho antes, pero es inocultable que los aportes de la actual administraci�n han sido de tal factura, que constituyen el tiro de gracia a la Diosa Themis, reducida a un fusible m�s para ser sacrificada en aras del proceso de cambio, ad eternum.
Dentro de ese panorama que simplemente cumple aquello de �tenemos el gobierno pero queremos el poder� (total), como amenaz� un alto cargo que ahora en vista del desastre de su obra, vierte l�grimas de cocodrilo (para la platea electoral) y sin que implique que los otros tribunales est�n mejor, resalta el deplorable espect�culo que el Tribunal Constitucional Plurinacional ha puesto en escena las �ltimas semanas. Tal vez en su caso, el descr�dito tenga mayor relevancia por el rol asignado como guardi�n de la Constituci�n para precautelar el respeto y vigencia de derechos y garant�as de las personas, peor cuando como sostuve columnas atr�s, ese tribunal se inmol� bendiciendo la rererelecci�n del actual gobierno �cuyos asamble�stas los eligieron en el cargo�, en contra de la propia norma constitucional y hasta elementales reglas aritm�ticas.
Y aunque la crisis no parece haber tocado fondo, para intentar resucitar la triste imagen del TCP, les propongo a sus miembros empezar por hacer lo que el viejo adagio aconseja: "La mujer del C�sar no s�lo tiene que ser honesta, sino tambi�n parecerlo�. Para ello, recogiendo los lamentos que recibo como Vicepresidente del Colegio de Abogados de Chuquisaca de mis colegas �que temen represalias de hacerlos p�blicos con su nombre-, el TCP debiera diferenciar lo urgente de lo importante y empezar resolviendo estos problemas que afectan significativamente su transparencia: 1) cumplir rigurosamente los plazos que sus propias normas fijan para resolver sus causas; es un insulto a la transparencia que sean resueltas seis u ocho meses despu�s de sorteadas y que luego �aparezcan� como si habr�an sido resueltas m�s de medio a�o antes, pues el fallo lleva por fecha la correspondiente al vencimiento del plazo de 30 � 40 d�as; 2) el sistem�tico incumplimiento de la obligaci�n legal impuesta por el C�digo Procesal Constitucional para notificar a la parte por correo electr�nico con su fallo dictado; extremo que no se cumple pese a que se fija la casilla electr�nica; 3) por lo anterior, las notificaciones con los fallos se realizan de forma que se impide pedir la explicaci�n de lo resuelto (no s� si para evitarse mayor trabajo, poner en evidencia la diferencia entre la fecha que lleva la resoluci�n y la de su real emisi�n o por ambas causas); 4) la sistem�tica desactualizaci�n de su sitio web: los fallos salen publicados mucho despu�s de su emisi�n; no aparece la fecha del sorteo de la causa (as� es m�s dif�cil controlar el vencimiento del plazo m�ximo de resoluci�n) y la demora en cargar las causas nuevas que llegan al TCP; 5) la burocracia para tomar conocimiento del avance del tr�mite: pese a que la parte est� apersonada, no se le notifica con los prove�dos del TCP y menos se le facilita copia (se exige un memorial para el efecto).
En suma, deben desvirtuar aquel chiste que circula en el foro en sentido que los �nicos plazos que cumple el TCP son los que benefician al gobierno y recordar aquello de SOLON: �La sociedad est� bien ordenada cuando los ciudadanos obedecen a los magistrados, y los magistrados a las leyes�.
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