PERCEPCIONES
¿Antes o después?
¿Antes o después?
Mario Rueda Peña.- Nada ensombrece aún el horizonte político-electoral del MAS. La posibilidad de un Frente Opositor Común le significa nubarrón que no asoma ni parece que asomará en las elecciones presidenciales de este año.
Por un lado tenemos un conglomerado liderado por UN que aún no asume la dimensión cuantitativa deseada. Por el otro, dos bloques comandados por líderes regionales cuya aproximación es meramente retórica y no estructural. Sus escarceos verbales se limitan a un acuerdo programático. Eluden referirse a la necesidad de un frente común con candidato único. Aparentemente sólo buscan hacerse de una mayor pesca en el cardumen electoral. El cruceño, buscando ganancias en La Paz y el paceño, lo mismo, en Santa Cruz.
Poco probable que resulte exitoso semejante esquema de cogida de votos. Cuando el ciudadano disconforme con un Gobierno acude a las urnas, imprime a su voto una dirección triunfalista. Sufraga a favor del partido o concierto opositor de mayor consistencia cuantitativa. Le ilusiona la posibilidad de una victoria, perspectiva que está lejana en partidos opositores diminutos.
Conste que las encuestas y la propia gente en las calles le dan referencias concretas de quienes son grandes y quienes pigmeos en la cuadrilla político-electoral opuesta al Gobierno.
Es idónea la propuesta de UN de definir candidatura única en una encuesta de amplio universo social en abril, pero su actual estatura cuantitativa, estructuralmente hablando, no es suficiente para quitarle el sueño al MAS. Así como están las cosas, los oficialistas duermen tranquilos. Una oposición fragmentada en varios bloques no les entraña riesgo alguno para las elecciones de este año.
¿Pactos programáticos como preludio de un Frente Común?
Para el caso hipotético de que una oposición unida llegase al poder, tales acuerdos, sobre la base de coincidencias mínimas, serían de rápida y fácil celebración. Al cabo, son casi imperceptibles las diferencias ideológicas entre los miembros de esta latitud político-partidaria.
¿Antes o después? En la hora actual, parece que la táctica y estrategia para hacerse del poder político mediante el voto popular es mucho más importante que un acuerdo sobre lo que se haría desde el Gobierno. Las claves sobre el particular no presagian controversias, sino acuerdos fáciles de lograr: incremento de la producción de energéticos cuya baja se prevé a partir de 2016, circunstancia que exige alentar con estímulos específicos a las empresas societarias de YPFB para que se sumen a la inversión en el área; progresiva ampliación del volumen de la producción de bienes con valor agregado para que nuestras exportaciones nos generen mayores ingresos; Poder Judicial sujeto a estrictas normas de meritocracia y plena autonomía; programas idóneos contra la desigualdad social y mayor inversiones en educación y salud pública, entre otras cosas.
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