ACTIVIDAD. Pese al bloqueo y a las amenazas, la gente se dio modos para trabajar en Sucre.

Sucre: Pese al bloqueo, la gente se dio modos para trabajar

El Poder Judicial, las entidades financieras, las empresas privadas, la Universidad San Francisco Xavier y la Alcaldía, entre otros, no acataron el paro promovido por el Comité Cívico. Es más: de una docena de mercados que hay en Sucre, sólo dos cerraron sus puertas, y la mayoría de los comercios permanecieron abiertos, pese a algunas amenazas.
Las actividades en el Órgano Judicial, Tribunal Constitucional y Ministerio Público se desarrollaron con relativa normalidad pese a las advertencias del Comité Cívico que envió emisarios para amenazarles con cerrar sus puertas si no lo hacían voluntariamente. En el Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscalía y el Consejo de la Magistratura trabajaron en horario continuo hasta las 14:00, aunque en esta última institución lo hicieron a puertas cerradas.
En el Tribunal Departamental de Justicia las actividades se suspendieron a las 8:45 debido a las amenazas de los cívicos de cerrar las puertas, según informaron los funcionarios.
Lo propio ocurrió en el Tribunal Constitucional Plurinacional que atendió con normalidad pese a las amenazas de sectores sociales del Comité Cívico, denunció un magistrado.
Todas las entidades financieras atendieron con normalidad a excepción del Banco Ganadero, que cerró debido a las amenazas de un grupo de transportistas, a la cabeza de su dirigente Gustavo Arciénega y el presidente del Comité Cívico, Milton Barón, que recorrió algunas calles del centro obligando a cerrar negocios y agredió verbalmente a periodistas que registraban los hechos.
Las clases en todas las carreras de San Francisco fueron normales aunque hubo tolerancia en el ingreso debido a que muchos estudiantes tuvieron que caminar largas distancias.
En el Mercado Campesino, algunos gremialistas enviados por el Comité Cívico intentaron agredir a los vendedores ambulantes amenazándoles con quitarles sus productos si no se retiraban, así lo denunció en la radio un vendedor de gorras.