Viernes, 21 de marzo de 2014
 

EDITORIAL

Sabotaje contra FANCESA

Sabotaje contra FANCESA



El sabotaje contra Fancesa sólo puede causar tantos perjuicios a Chuquisaca como beneficios a las empresas que compiten en el mercado cruceño

El "paro cívico" convocado durante la jornada de ayer en Chuquisaca, con motivo del que la población chuquisaqueña se ha dividido en dos facciones antagónicas, ha vuelto a confirmar que en el Departamento, como en gran parte de nuestro país, se mantiene latente un conflicto de visiones que impide la consolidación de acuerdos mínimos alrededor de objetivos comunes. En este caso, el futuro de la Fábrica Nacional de Cemento S.A. (FANCESA) es la principal causa de las discordias.
En lo fundamental, el origen de la disputa consiste en la intención del directorio de la empresa cementera de instalar en Santa Cruz una parte –ni siquiera la totalidad– de una nueva fábrica de cemento concebida con el expreso propósito de preservar la porción del mercado cruceño que Fancesa ha ido conquistando desde hace 50 años. Para ello, para aumentar su capacidad productiva, proponen invertir en total unos 222 millones de dólares, un 30% de los cuales, o sea algo más de 50 millones tendría que ser invertido en las cercanías de Santa Cruz por razones logísticas por ser ese el principal, si no único, mercado importante del cemento Fancesa.
Para respaldar en términos técnicos y financieros su propuesta, el directorio de Fancesa destaca el hecho de que el intenso crecimiento del sector de la construcción está ocasionando una reconfiguración del mercado del cemento, lo que obliga a las empresas que compiten por una porción del mercado a mejorar su capacidad competitiva. Advierten que las empresas que no se adapten a las nuevas exigencias del mercado corren el riesgo de ser desplazadas, lo que sería fatal para el futuro de Fancesa pues en Santa Cruz donde se consume gran parte de su producción.
Entre los proyectos cementeros que ponen en serio riesgo el futuro de Fancesa, se destaca el impulsado por el gobierno en Oruro. Se trata de la creación de la Empresa Pública Productiva Cementos de Bolivia (ECEBOL), que mediante la inversión de casi 2.000 millones de dólares de recursos públicos se propone construir una planta cementera capaz de satisfacer un 20% de la demanda nacional. Por su ubicación geográfica, la fábrica chuquisaqueña sería la más afectada por el proyecto estatal.
Frente a tales argumentos, quienes se oponen a la nueva ampliación de Fancesa lo hacen recurriendo a los más primarios sentimientos y resentimientos regionales a través de la manipulación de las informaciones. Consignas como "Fancesa no se mueve" y otras similares que aluden a una supuesta intención de despojar a Chuquisaca de su patrimonio para "entregarlo" a Santa Cruz muestran los extremos a los que puede llegar la falacia.
Con esos antecedentes, no es sorprendente que los empresarios del transporte pesado –para quienes la lejanía de los mercados es un buen negocio– con funcionarios de las instituciones del Estado controladas por el partido gobernante –encabezadas por la Gobernación de ese Departamento– y "movimientos y organizaciones sociales" afines al MAS, hayan constituido una especie de coalición con el único objetivo de sabotear la ampliación de la fábrica. Audaz objetivo que causará tantos perjuicios a Chuquisaca como beneficios a quienes ya se alistan para apoderarse de la porción del mercado que, a este paso, Fancesa ya no podrá atender.