ERRAR ES HUMANO
Lo que nos deja Venezuela
Lo que nos deja Venezuela
Ronnie Piérola Gómez.- Ya va mes y medio del inicio de las protestas en Venezuela. El descontento de gran parte de la población se ve manifestada a diario en las calles reclamando por un cambio que les permita mejores días. Este pedido ha dejado hasta ahora 31 muertos, 461 heridos y 1.854 detenidos a lo ancho y largo del país. Existe además en el consciente colectivo que la justicia está politizada y que hay una persecución judicial dirigida desde instancias políticas favorables al Gobierno de Nicolás Maduro, lo que deja una estela de interrogantes respecto a la independencia de las funciones públicas y lógicamente el respecto a los derecho humanos.
El inicio de los reclamos va por parte del conglomerado social que se encuentra ya fastidiado por los elevados niveles de violencia, el desabastecimiento de alimentos básicos como el pan, la leche, el azúcar y la mantequilla, la inflación, la incertidumbre y los continuos apagones energéticos. Por un lado una gran parte del país protesta. Empezaron los universitarios y luego se sumó la oposición y otros sectores y por otro lado los sectores afines al Gobierno hacen escuchar su voz de soporte a Maduro y ello deriva tal cual sucedió desde el inicio del conflicto, en continuas disputas.
Pero ¿qué nos deja de enseñanza toda esta historia –aún sin final– que viven hoy en día los hermanos venezolanos? Para responder debemos iniciar por lo básico: doctrinalmente hablando la sociedad ha requerido de la figura del Estado para organizarse, para vivir en una sociedad que otorgue ciertas garantías y libertades limitadas por el respeto a los demás. Así dentro los elementos que componen el Estado figuran, dentro la teoría clásica, la población, el territorio y el poder, y modernamente se ha incluido a la soberanía. Si analizamos el poder, se ve que es un poder único, dividido en tres funciones públicas principales: la legislativa (encargada de dictar leyes), la jurisdiccional (responsable de la administración de justicia) y la administrativa (que es la que ejecuta las normas existentes). Cuando surge el pensamiento de Charles de Sécondat Barón de la Bréde y Montesquieu, mismo que se traduce en su libro “El espíritu de las leyes” (escrito en 1733 y publicado en 1748), y que hace referencia a la división y equilibrio de poderes, se busca responder contrariamente a toda concentración de poder en manos de una persona u órgano. Este balance es el que precisamente sostiene a una sociedad con niveles de justicia, pero el factor político y la ambición humana han derivado en que, en muchas ocasiones, quienes gobiernen deseen todo el poder para sí mismas, cosa que ha venido sucediendo en Venezuela y, porque no decirlo, tememos pueda suceder en Bolivia.
Lo acontecido en Venezuela y sus resultados, es algo que debe servir de lección para todo gobernante, detentar el poder no debe ser un objetivo a perseguir, la sociedad no desea vivir con problemas derivados de ello, desea paz y armonía, si un Gobierno no olvida que está ahí para servir y respetar a la ley, tendrá una buena gestión. Espero que aprendamos de lo que otros hacen, para que juntos, unidos y sin egoísmos, podamos fortalecer un presente y un mañana mejor para todos los habitantes de nuestro país.
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