DE-LIRIOS
Remembranzas de Charaña
Remembranzas de Charaña
Rocío Estremadoiro Rioja.- Estaba revisando el facebook este 23 de marzo. Saturada de expresiones “nacionalistas”, terminé de indigestarme cuando vi un post donde se mostraba a nuestros “valientes” soldados torturando a un perro, todo como parte de las “patrióticas” prácticas cotidianas de las FF.AA. Mi indisposición se transformó en mofa cuando me topé con una página denominada “Patriota boliviano” que, en conmemoración de la Guerra del Pacífico, llamaba a “legiones de bolivianos de todo el mundo” a atacar Chile y recuperar el Litoral, ¡en un jueguito de estrategia militar online!
Sin saber si llorar, reír o visitar el baño, seguidamente me puse a ver los actos del “día del mar” que cada año se repiten como un eco del “lamento boliviano”, “que un día empezó y no va terminar y a nadie hace daño”. Dado que este gobierno sigue acríticamente los imaginarios militares con un tufillo populista que hace recordar al “Tata Barrientos”, no quedé sorprendida cuando el Presidente puso como ejemplo para el Chile democrático, la propuesta pinochetista de salida al mar para Bolivia, trayendo a colación la sombra de una de las más nefastas y sanguinarias dictaduras militares de la región.
A raíz de ese discurso, nuevamente se repite el vano alegato de que Bolivia nunca estuvo tan cerca de concretar su demanda como en aquellos días del “abrazo de Charaña”, lo que a mi juicio, es un mito, y principalmente una lectura que procura ensartar algo positivo a ciertos autoritarismos que si en algo coincidieron y coordinaron fue en su anticomunismo dogmático y en los métodos de tortura, asesinato y desaparición de personas.
Lo que no se toma en cuenta en esa visión, es el contexto en el que se gestó el famoso encuentro entre Banzer y Pinochet.
Acontecía que se cernía sobre Chile la amenaza de sus principales rivales: Por un lado, la vieja pulseta entre Chile y Argentina por territorios sureños, cobraba nuevos bríos con un diferendo por el Canal Beagle. Por otro, los militares peruanos habían amenazado con “recuperar por las armas” los territorios perdidos por su país en la guerra. Entonces, como en otras ocasiones, Chile recurrió al “mal menor”, es decir, a un intento de estrechar lazos con Bolivia ante posibles problemas con Perú y Argentina. Algo similar ocurrió durante la misma Guerra del Pacífico, donde Chile tentó a Bolivia con propuestas de alianza contra Perú, e igualmente en 1895 y 1950, momentos en los cuales el acercamiento a Bolivia fue, de alguna forma, mediado por conflictos con los otros dos vecinos.
Además, si se gestaba un acuerdo entre Banzer y Pinochet, hubiera implicado un canje territorial a cambio de una pequeña franja marítima. Se habló del interés de Chile por territorios bolivianos ricos en agua, o la posibilidad de que el país del Pacífico tenga presencia en la Amazonía. Así, la propuesta tuvo muy mala acogida en Bolivia y fue denunciada por Juan José Torres, René Zavaleta y Marcelo Quiroga Santa Cruz.
También, se debe tomar en cuenta que la dictadura banzerista estaba en momentos de muy poca popularidad. Siguiendo el ejemplo de la doctrina “antipolítica” de Pinochet, Banzer había recrudecido su régimen suprimiendo a los partidos políticos que lo apoyaron y acabado de forma cruenta con el pacto militar-campesino a través de las masacres de Tolata y Epizana. Y, como siempre ha sido en la Bolivia mediterránea, ¿qué mejor manera de lavar la imagen de cualquier gobierno por más arbitrario, corrupto o asesino que sea, que prometer el mar?
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