BARLAMENTOS
There’s gold in them thar’ hills
There’s gold in them thar’ hills
Winston Estremadoiro.- "There’s gold in them thar’ hills”, ‘hay oro en aquellas colinas’, es la expresión que marcó el descubrimiento del metal amarillento apetecido por todas las ambiciones, y la estampida de gentes a la lejana California allá por el siglo 19. Bien pudiera adquirir actualidad, no tanto por las riberas auríferas en los ríos benianos y pandinos que descienden de los Andes, hasta que el choque orogénico con el Macizo Brasileño les atasca y sedimenta. Más bien, por el oro que se puede obtener a través del nepotismo o del tráfico de influencias en las estructuras de poder de naciones contaminadas por la corrupción.
Es ejemplo el contrato de catering de la empresa de la cual es copropietaria la cuñada del Vicepresidente, con la exitosa empresa aérea instaurada por el ‘Gobierno del cambio’. Explotó en los titulares, ahorrando al régimen otro fuego de artificio que distraiga a la opinión pública, esta vez por una oposición que tratará de llevar agua a su molino pre-electoral con farisaicos y consabidos desgarres de vestiduras. Van tres expresiones populares y/o bíblicas, y pueden ser cuatro, si anotamos que no hay que mirar la paja en el ojo ajeno, teniendo una viga en el propio, porque dichos abusos son endémicos entre nuestros políticos, que rayan entre rateríos de poca monta, hasta los ‘arreglos’ del tamaño de una montaña.
Serán media docena las expresiones populares, si anotamos que columnistas, analistas, reporteros y otros cuenta chismes, haremos nuestro agosto en marzo del escandalete, porque a río revuelto, ganancia de pescadores para los desguaza presas, que de eso se nutre un opinador, entre los que me cuento yo. Que el ‘puchichi’ haya reventado coincidente con la celebración de un lustro de la fundación de la aerolínea oficial, ¿no añade salsa picante a la mesa?
El contrato empezó con el año nuevo. No sé si el Vice llamó por teléfono para ‘recomendarlo’, pero me late que por lo menos la cuñada usó la cuña del nombre vicepresidencial, quizá soltándolo por aquí y por allá, como quien no quiere la cosa. Si antes se gritaba por la compra de papel higiénico sin licitación, ahora se asean más la válvula posterior inferior en el Chapare –o secan bollos de pasta base de cocaína. Todo se hace por invitación directa, y a la basura la honradez del procedimiento y la letra de las leyes. El Vice arguye que “no tenía conocimiento de que a esta licitación se hubiera presentado un familiar…” ¿Cómo, si la socia de su cuñada dice que “ha sido una invitación la que hemos tenido”?
Me inclino por un abogado, que orienta con el aforismo legal de que “a confesión de partes, relevo de pruebas”. Porque si bien no hay delito en un contrato entre una empresa del Estado y un familiar del Vicepresidente, así fuera sospechoso de tráfico de influencias o nepotismo, el enredo sobreviene del rasgado de vestiduras del mandamás, por cuestiones de ‘ética’. Si no hay delito, ¿a qué temer un proceso administrativo, que dilucide procesos de contratación y adjudicación en este Gobierno?
De lo que estoy seguro es que con semejante platillo, descuidaremos temas más trabajosos, como investigar los casos de Sanabria y Ormachea. Ahítos de sándwiches en primorosa cajita, dejaremos a un lado la sabrosa ensalada del otrora César de la extorsión, Soza. Total, a viejitos de las plazas, los mayores comentaristas de escenas de la comedia nacional, importan poco las vacas ahogadas en Beni, o los supuestos terroristas separatistas de Santa Cruz. Dará más que hablar el Dakar 2015, las agencias de turismo aplaudirán, y los programas de televisión saborearán los ingresos por publicidad estatal de semejante evento trascendental.
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