EDITORIAL
Un mensaje a tomar en cuenta
Un mensaje a tomar en cuenta
Las exhortaciones hechas por la Iglesia coinciden con los sentimientos de gran parte de la ciudadanía. Ojalá que lleguen a oídos receptivos
Los mensajes que emiten los Obispos católicos del país al comienzo y al cierre de sus Asambleas siempre incluyen referencias a la situación del país, y el discurso que ha presentado su presidente en la Asamblea que ha inaugurado el jueves lo ha hecho con particular intensidad respecto a tres temas siempre polémicos.
El primero, es la exclamación de que los casos de extorsión y corrupción los han dejado "perplejos". Es, ha dicho Mons. Oscar Aparicio, "una verdadera pena que las esperanzas que tenía el pueblo boliviano, en una forma diferente de gobernar con honestidad, se vayan desmoronando poco a poco". Sin duda, esta queja expresa un sentir generalizado de la población boliviana que observa, con cada vez más fuertes sentimientos de decepción y frustración, cómo se repiten las viejas taras de la gestión pública y cómo se reproducen las justificaciones cínicas de lo mal actuado. Además, es posible agregar que esos sentimientos provocan sentimientos de indignación y, en conjunto, descreimiento y pérdida de norte, factores que erosionan, a su vez, la pacífica convivencia ciudadana
Pero, los Obispos no sólo expresan su perplejidad, sino que plantean que como "sociedad, medios de comunicación, autoridades, organismos de justicia y la misma Iglesia, no podemos quedar tranquilos ante una situación social de desconfianza y corrupción. Hemos de hacer todo lo que esté de nuestra parte para que brille la verdad, ya que como afirma el evangelista Juan: "la verdad les hará libres" ( Jn 8,32)". Se trata, sin duda, de un desafío que se debe recoger más allá de los problemas que puede suscitar una decisión de esa naturaleza.
El segundo tema de preocupación episcopal son las elecciones generales de fin de año. "Ojalá tengamos un año electoral de respeto, propuestas de avance, justicia y democracia verdaderas. Como Iglesia estaremos atentos para, en el momento preciso, hacer escuchar nuestra voz en nombre de este pueblo de Dios junto a quien caminamos y que merece días mejores y la honestidad de sus autoridades que serán elegidas en las urnas". Así, los Obispos también convocan --como insistentemente lo hacemos los medios y varios sectores de la sociedad-- a que el debate político que se aproxima supere, de una buena vez, la cosa chica y los intereses particulares, para trascender hacia propuestas de visión de país y ofertas de administración gubernamental en todos los niveles, y que sea como consecuencia de ese debate que la ciudadanía decida finalmente a quien apoyar con su voto.
Por último, los Obispos afirman que no pueden callar "cuando lo reclama el bien común o la defensa de los derechos básicos, también, como hemos hecho recientemente, para defender el derecho a la vida desde la concepción hasta su fin natural", en un claro anuncio de su opción por la vida.
Como siempre se ha dicho después de recibir estos mensajes que generalmente son aplaudidos por quienes están en el llano y criticados, cuando no rechazados, cuando se está en el ejercicio del poder, ojalá que estas exhortaciones lleguen a oídos receptivos.
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