Lunes, 31 de marzo de 2014
 

EDITORIAL

Bolivianos en Chile

Bolivianos en Chile



La intensificación de las corrientes migratorias puede llegar a ser un factor decisivo para allanar el camino hacia la superación de las cuentas pendientes

Marzo es en Bolivia un mes en el que se dedica especial atención a la conmemoración de la serie de acontecimientos que culminaron el 23 de este mes de 1879 con la invasión chilena al territorio costero de nuestro país. Ocasión que, además se presta para recordar que actualmente, igual que hace 135 años, más allá y a pesar de las desavenencias históricas, los vínculos geográficos, económicos, culturales y sociales que unen a los pueblos de Chile y Bolivia siguen siendo sólidos y estrechos.
Una de las muchas maneras como esa relación que espontáneamente se produce y enriquece independientemente de lo que los gobiernos y representantes diplomáticos hagan o dejen de hacer, fue reflejada hace unos días en un reportaje periodístico publicado en las páginas de este matutino sobre la cantidad de compatriotas que optan por emigrar a Chile en busca de mejores oportunidades de trabajo.
Según ese informe, cada vez son más los bolivianos que deciden irse a Chile, país que tiende a desplazar a otros, como Argentina, España, Brasil y Estados Unidos como principal destino de quienes deciden emigrar. Un dato que confirma esa tendencia es el que indica que durante la última década la migración hacia ese país habría aumentado en un 115 por ciento. Sólo en los dos primeros meses de 2014, la Dirección Departamental de Migración de Cochabamba emitió 4.882 pasaportes, 2.420 fueron a Chile.
Los factores que explican esa tendencia son muchos. Uno de ellos tiene sus raíces en el más remoto pasado, pues por obvias razones geográficas la región que actualmente forma parte del norte chileno, independientemente de lo injusta e ilegítima que sea esa situación, es el principal nexo comercial de Bolivia con el resto del mundo. Sin llegar a ser migrantes, siempre fueron muchas las familias bolivianas que a través del transporte, el comercio y el turismo sentaron una firme presencia boliviana en la región.
Otro factor que se suma a ello, y eso sí es relativamente novedoso, es que la prosperidad y dinamismo de la economía chilena resulta muy atractiva para quienes buscan mejores oportunidades laborales especialmente en los rubros de la agricultura y la construcción. Y lo hacen con mucho éxito, pues es bien conocida la buena fama que tienen los agricultores y albañiles bolivianos.
Como es natural, las comunidades de inmigrantes suelen establecer con los pueblos que los acogen vínculos sociales y culturales que trascienden el interés estrictamente económico. Y eso, dependiendo de las circunstancias, puede ser un factor de acercamiento o distanciamiento entre sus respectivos países.
En el caso de las relaciones entre Chile y Bolivia, por los ingratos antecedentes históricos y por lo que a pesar de ellos el destino de ambos pueblos está indisolublemente ligada, la intensificación de las corriente migratorias puede llegar a ser un factor decisivo a la hora de allanar u obstaculizar el camino hacia la superación de las cuentas pendientes.
Por el bien de quienes están buscando en el país vecino mejores oportunidades laborales, pero sobre todo para que eso favorezca y no perjudique la causa boliviana, bueno sería que el tema sea incorporado como un factor de primer orden en la estrategia diplomática de nuestro país.