PERCEPCIONES
¿Rumbo a otro “Caracazo”?
¿Rumbo a otro “Caracazo”?
Mario Rueda Peña.- Desde mediados hasta fines del siglo pasado, Venezuela recorrió todo un ciclo de inestabilidad política. Una de las más ruidosas manifestaciones de este periodo fue el “Caracazo” de 1989, cuando furiosas multitudes se enfrentaron a fuerzas policiales y militares, con el trágico saldo de 200 muertos y varios centenares de heridos. Esta explosión político-social dañó gravemente al sistema bipartidista afianzado desde años antes por el auge del petróleo. Abrió las puertas del poder al neopopulismo de Hugo Chávez, en cuyas filas aparecía, en forma muy difusa, el actual presidente Maduro.
¿Lo que actualmente ocurre en Venezuela equivale a la señal indicativa de otro “Caracazo”? No faltan quienes se dan una respuesta afirmativa a la pregunta. Toman en cuenta las similitudes de las causas de aquel rugido popular en las calles caraqueñas con el que hoy le quita el sueño al presidente Maduro: crisis económica severa con inflación galopante y pueblo castigado por toda clase de carencias. Los reajustes macroeconómicos de 1989 del entonces presidente Carlos Andrés Pérez resultaron peores que la enfermedad, igual que los de Maduro en 2013. Masas enfrentadas a fuerzas policiales y militares con trágicos saldos de muertos y heridos.
El “Caracazo” fue el preámbulo de un cambio político.
Un neopopulismo de difusa ideología “socialista”, tan autoritario como antidemocrático, encabezado por Hugo Chávez, pasó a reemplazar al sistema bipartidista que hasta entonces gobernaba Venezuela. Tras la muerte de Chávez , Maduro asumió el poder, pero a muy poco tiempo de su mandato tuvo que vérselas con una crisis que, en realidad, fue un legado explosivo del Chávez que hoy tanto venera. Ahora la inflación en Venezuela llega al 50 por ciento (la más alta del mundo). La falta de divisas impide la importación de alimentos. La imposibilidad de conseguir algunos ítems de la canasta familiar, así como la alta tasa de inseguridad ciudadana, las reiteradas violaciones a las libertades y derechos humanos, junto a otros males, generan una creciente ira popular.
Las diferencias se hallan en la identidad política e ideológica de los bandos en disputa. En 1989, la “nueva” izquierda arremetía contra la derecha a secas o centro derecha que ejercía el poder. Ahora es al revés. Cuantos encabezan los sectores que quieren que Maduro deje el poder, como Antonio Ledezma, María Corina Machado y Leopoldo López, no izan banderas rojas en las calles, sino rosadas de centro derecha o centro izquierda. No tienen estructura común sino parcial que, por cierto, no es propicia para una exitosa estrategia de ataque que garantice la derrota inmediata del adversario. De todos modos, cada uno por su lado, y en forma conjunta, gozan del apoyo de un buen porcentaje de la población, presupuesto del cual también dispone Maduro, quien además del respaldo de ciertos sectores populares tiene el de las fuerzas militares y policiales. En síntesis, polarización total. Poco probable, en consecuencia, que lo de Venezuela culmine en un segundo “Caracazo”.
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