ESCENARIO GLOBAL
Desinflación y amenaza de recesión
Desinflación y amenaza de recesión
Alberto Zelada Castedo.- Por el momento, para los países de la zona euro, la inflación de precios no es un problema. Lo que les preocupa ahora es la baja inflación, también denominada “desinflación” que, de persistir, podría conducir a la “deflación”.
Esta preocupación se manifiesta en declaraciones de altas autoridades de la Comisión Europea y de los países de la región, así como en opiniones de autorizados observadores y analistas. También se expresa en lo dicho por altos directivos del Fondo Monetario Internacional. Para estos últimos, la persistente baja inflación no es una buena noticia, pues, dada la magnitud y la importancia relativas de las economías de la eurozona, las consecuencias de la misma proyectan a la economía global.
Más cautelosa es la actitud de Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo. En declaraciones a la prensa, la semana pasada, no anunció nuevas medidas a cargo de la entidad que dirige y que, con insistencia, fueron solicitadas por varias autoridades y analistas europeos. Se limitó a recordar, una vez más, que el Consejo de Gobierno del BCE mantiene su compromiso de “usar instrumentos no convencionales” para hacer frente a “los riesgos de un período demasiado prolongado de baja inflación”.
La medida “convencional” de las tasas de interés ofrecidas por el BCE no se modificará, por el momento. Esta tasa se encuentra en 0,25 por ciento, lo que significa que aún queda espacio para bajar la misma y llegar, quién sabe, a 0 por ciento. Sin embargo, varios analistas coinciden en que los efectos de nuevas reducciones no serían significativos. A juicio de uno de ellos, “llega un momento en el que la inversión se vuelve insensible a una ulterior caída del tipo de interés”.
La inflación interanual en Europa descendió, en marzo pasado, de 0,7 a 0,5 por ciento. En algunos países, como España, Grecia, Portugal e Italia, el índice se mantuvo en 0 por ciento. Por contraste, el nivel de inflación fijado como objetivo por el BCE es de 2 por ciento. De todas maneras, la “deflación” que preocupa no ha llegado todavía. “Es justo precisar –dice El País de Madrid– que ni en Europa ni en España puede hablarse propiamente de deflación”, vale decir de un “descenso continuado de los precios”. De lo que sí se puede hablar es de una “desinflación” o, dicho en otros términos, de una “desaceleración coyuntural de los precios”.
Esta evidencia no implica negar el riesgo de caer en una “deflación”. Si bien este fenómeno “preserva el poder adquisitivo de las rentas”, aumenta el valor de las deudas y “acrecienta el coste relativo de los intereses”. Pero, sobre todo, frena el crecimiento debido a que los consumidores “retrasan sus decisiones de compra a la espera de precios de bienes y servicios más bajos”.
Si se trata de alejar el fantasma de la “deflación”, todas las miradas se dirigen al BCE. Poco antes de la reunión ordinaria del FMI, su Directora-Gerente, Christine Lagarde, pidió “una flexibilización adicional de la política monetaria en la eurozona”. Dio a entender, con claridad, que el BCE no debe dejar de lado la aplicación de nuevas medidas encaminadas a detener la caída de la inflación y, en última instancia, a revertir la muy lenta recuperación del crecimiento económico en Europa.
Entre medidas “no convencionales”, algunos analistas recomiendan depreciar el euro mediante la compra de activos en dólares. Una medida de este tipo impulsaría las exportaciones y, al crear una mayor demanda, provocaría “una subida del bajo nivel de inflación. Según Erkki Liikanen, gobernador del Banco Central de Finlandia y miembro del Consejo de Gobierno del BCE, valdría la pena considerar la posibilidad de fijar, aparte de un objetivo de estabilidad de precios, un objetivo para el tipo de cambio.
Otros especialistas se refieren a medidas como tasas negativas para los depósitos de la banca en el BCE, una nueva “ronda de liquidez” a los bancos aunque condicionada a que estos financien a las familias y a las Pymes y, por último, un nuevo “programa de compra de activos”, similar al que lleva adelante la Reserva Federal de los Estados Unidos.
A pesar de la urgencia con la que el BCE tendría que adoptar éstas u otras medidas, no se pierde de vista las posibles dificultades para alcanzar acuerdo en su Consejo de Gobierno, integrado por representantes de todos los países de la zona euro. No siempre los intereses de éstos son coincidentes. Dada su situación particular, un país como España puede tener especial interés en revertir la caída de la inflación, mientras que Alemania puede otorgar prioridad a la estabilidad de precios.
|