Miércoles, 9 de abril de 2014
 

LIBERTARIA

La impostura del filósofo oficial de Bolivia

La impostura del filósofo oficial de Bolivia

Luis Christian Rivas Salazar.- El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, en su último libro: “Identidad Boliviana. Nación, mestizaje y plurinacionalidad” sostiene que la indianización del Estado se tradujo en la fulminante devaluación de la blanquitud. Ahora, no se exhiben blasones de blanquitud para ingresar a las estructuras del poder estatal, pero en el pasado, prevalecía el apellido “notable” y el color de piel más blanca, que colocaba a cualquiera en la jerarquía superior.
Más bien: “Hoy, en tiempos de Evo Morales y de los movimientos sociales, ni la blanquitud de la piel ni la blanquitud cultural concentran privilegios; al contrario, como lo demuestran los mecanismos de conformación de nuevos prestigios y méritos en los procesos de selección de los servidores públicos en el Estado Plurinacional, la exhibición de la pertenencia indígena o el aval de las organizaciones indígenas son los más solicitados al momento de postularse a cargos” (Pág. 52).
Un lector ingenuo se emocionaría al sentir que la desigualdad de condiciones en Bolivia habría cambiado, pero un análisis más detenido nos muestra cómo el Estado Plurinacional ha constitucionalizado la discriminación positiva y la desigualdad de los ciudadanos ante la ley. En efecto, para la selección de servidores públicos no importan los méritos de conocimiento y experiencia, lo que realmente importa al momento de postularse a cargos públicos es la pertenencia indígena o el aval de las organizaciones indígenas. Esto tiene que ver más con criterios de selección de orden racial. La mayoría de los bolivianos se consideran mestizos según el último censo nacional, por lo que quedan discriminados frente a este criterio de selección que es un racismo estatal de la minoría indígena.
Pero esto está bien para el análisis puramente teórico. Los hechos nos muestran cómo en cargos de menor jerarquía podemos ver caras cobrizas, pero quienes detentan el poder y las decisiones son de la más rancia blanquitud. En efecto, en una nota titulada: “El affaire Air Catering: negocio de ‘jailones’” escrita por Carlos Crespo Flores, se demuestra que las personas que están involucradas en éste y otros negocios millonarios provienen de familias de estirpe, apellidos y blasones “notables”, familias tradicionales cochabambinas, personas “jailonas”, culitos blancos. Sin mencionar el orgullo que siente la madre del vicepresidente por descender de la aristocracia española de los Linera de Calatrava.
Para García Linera, el origen es sinónimo de estatus y poder. Recordemos cómo alabó en el VII Congreso Departamental del Movimiento Al Socialismo en Cochabamba a su jefe, Evo Morales: “Tenemos un líder de aquellos que nacen cada 100 años, uno nacido en nido de cóndores, no un ch’api líder”. Entonces los demás ciudadanos somos de cuna ordinaria. Esta forma de aullar de los áulicos intelectuales me recuerda cómo Ludwig Von Mises analizó este fenómeno en unas charlas realizadas en la Argentina. En su conferencia sobre Intervencionismo, manifestó: “Esta doctrina de la superioridad del Gobierno paternal, de los poderes sobrenaturales y sobrehumanos de los reyes hereditarios, ha desaparecido gradualmente o por lo menos eso creíamos”. Puso como ejemplo las palabras del pensador Werner Sombart, quien reveló sobre Hitler: “El Führer, nuestro Führer, recibe sus órdenes directamente de Dios, el Führer del Universo”. Pero “humildemente” reconoció: “No sabemos cómo Dios se comunica con el Führer. Pero el hecho no puede negarse”.
Todo esto sólo nos demuestra una cosa. Estamos siendo engañados como “el rey desnudo” por el “filósofo oficial de Bolivia” porque sus obras son costeadas con nuestro peculio y esta posición de poder ni la ostentó Platón, Hegel ni Heidegger.