Sábado, 12 de abril de 2014
 

EDITORIAL

El bienestar de la niñez, una tarea de todos

El bienestar de la niñez, una tarea de todos



El bienestar de la niñez no es asunto que corresponda sólo al Estado, sino a toda la sociedad. Es en cada familia donde está la parte principal del desafío

Hoy, 12 de abril, es una jornada dedicada a la niñez boliviana. Es así desde que en 1955, durante el gobierno de Víctor Paz Estenssoro, se decidiera adoptar esta fecha atendiendo la recomendación de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que tres años antes, la misma fecha de 1952, aprobaron la declaración de Principios Universales del Niño.
La recomendación de la Unicef tenía un sólido fundamento que aún ahora, 62 años después, no ha perdido nada de su pertinencia. Es que ahora, como en aquel entonces, siguen sumando varios millones los niños y niñas que viven en condiciones infrahumanas, sometidos a las más diversas formas de crueldad. Pese a los esfuerzos hechos, todavía están plenamente vigentes en gran parte del planeta formas de explotación laboral que recuerdan a los peores tiempos de la esclavitud. El tráfico de niños, pero sobre todo de niñas, con fines de explotación sexual es otra de las dramáticas realidades que forman parte de la vida cotidiana de buena parte de la población infantil del planeta.
En medio de tan desolador panorama, Bolivia se destaca por ser uno de los países cuya población infantil sufre las peores adversidades. Un reciente informe sobre la agresión física y violencia sexual que sufre la niñez en todo el mundo, indica que nuestro país supera largamente las cifras mundiales. Mientras que el promedio a nivel planetario indica que la cantidad de niños, niñas y adolescentes que sufre alguna forma de agresión sexual antes de cumplir los 18 años, equivale al 8 por ciento de la población, en Bolivia ese porcentaje llega al 34%. Si se disgregan los datos por género, las cifras son mucho mayores en el caso de las niñas y adolescentes.
Otros indicadores no muestran un panorama más alentador. Según datos de Unicef, el 58 por ciento de la población infantil de Bolivia carece de al menos dos necesidades básicas, sean éstas vivienda, servicios sanitarios, agua segura, información, educación o salud.
Felizmente, en medio de tan malas noticias, hay una buena noticia en la que todos los informes coinciden. Es que si bien es cierto que estamos todavía lejos que de ver con satisfacción el estado de nuestra niñez, no es menos cierto que Bolivia es uno de los países que más esfuerzos está haciendo para revertir esa situación.
En efecto, todos los organismos especializados en el tema coinciden en destacar que en nuestro país han comenzado a verse los frutos de más de dos décadas de continuas mejoras en la gestión de políticas públicas dirigidas a mejorar las condiciones de vida de sus niños y niñas. Es encomiable, por eso, que el actual Gobierno, durante los últimos ocho años, haya dado continuidad a los programas que se venían ejecutando durante gobiernos anteriores, a diferencia de lo ocurrido con otras políticas de Estado.
Sin embargo, no debe olvidarse que el bienestar de la niñez no es asunto que corresponda sólo al Estado sino a toda la sociedad. Por eso, tiene que ser la población en general, comenzando por la familia, la que tiene en sus manos la parte principal del desafío.