Martes, 15 de abril de 2014
 

PERCEPCIONES

Un reto difícil de superar

Un reto difícil de superar

Mario Rueda Peña.- Estadísticas confiables señalan que en Bolivia se cometen 11 homicidios por cada 100 mil habitantes. Igualmente, que de cada diez hogares, cuatro son blanco de robos de diversa índole. Es también preocupante el índice de asaltos callejeros a transeúntes, con saldos trágicos, a veces.
Poco a poco, nos vamos convirtiendo en el país de más alto porcentaje de criminalidad en América Latina. Ojalá que este funesto ascenso no llegue a igualarnos con Honduras y algunos otros países de Centroamérica y el Caribe que en nuestro Continente encabezan los índices de inseguridad ciudadana.
En el tema no encontramos fundamentos para echarle la culpa al actual Gobierno y a cuantos le precedieron. Las fuentes vectores de la violencia criminal son demasiado complejas. Su inventario consigna extremas carencias económicas, desintegración del entorno familiar, desocupación e inclusive esa genética responsable de trastornos de personalidad. Encandecen estas mechas una excesiva concentración demográfica en áreas urbanas castigadas por la pobreza y una serie de insuficiencias.
No en vano La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz registran los más altos índices de violencia criminal. Son las ciudades de mayor estatura demográfica en el país. Santa Cruz es la que hoy mayormente figura en los titulares de los medios de comunicación social sobre hechos delictivos contra las personas y la propiedad privada. La capital oriental está a punto de sobrepasar los 3 millones de habitantes. Su mancha urbana se pierde ya en el horizonte, por sus cuatro costados. Una imparable migración de sus propias zonas rurales, así como de las de occidente del país, determinan esta incontrolable expansión. Apareja este crecimiento urbano el aumento de las pandillas juveniles (casi 7.000, en total), en algunos casos dedicadas a asaltos callejeros. Contribuyen con lo suyo ciertos delincuentes de Brasil, Colombia y Venezuela, que ilegalmente llegan a Santa Cruz a cometer delitos mayores.
Así las cosas, la lucha contra el delito en Bolivia entraña un reto difícil de superar a plazo inmediato. Lo mucho que podemos hacer es reducirlo a porcentajes aceptables, para lo cual se requerirá de planes idóneos, que ya los tenemos, pero también recursos millonarios, tanto en infraestructura policial como en número de efectivos encargados de velar por la seguridad ciudadana. Y de esto último no disponemos…