EDITORIAL
Oportunidades desperdiciadas
Oportunidades desperdiciadas
Las oportunidades que brinda un mercado de más de quinientos millones de consumidores efectivos, como lo es el de la Unión Europea, son de vital importancia para el progreso y crecimiento del país
Las recientes declaraciones del embajador de la delegación de la Unión Europea en Bolivia, Tim Torlot, referidas a que el país está aprovechando muy marginalmente las facilidades comerciales que este bloque de naciones nos brinda, deben llamar la atención de nuestras autoridades y sectores productivos. De acuerdo con el diplomático, el "nivel de aprovechamiento por parte de Bolivia del SGP hace que las exportaciones bolivianas hacia el bloque continúen siendo relativamente bajas. Bolivia no aprovecha el sistema del SGP Plus (que) permite a más del 90 por ciento de las exportaciones de la producción boliviana ingresar al mercado europeo sin pagar ningún arancel”.
Este hecho constata que las energías invertidas por nuestras autoridades en pugnas político-ideológicas causan que se pierda de vista la necesidad de atender aspectos importantes que podrían redundar en el mejoramiento de la calidad de vida de los bolivianos.
Aprovechar este tipo de facilidades implicaría la expansión y fortalecimiento de nuestro aparato productivo, beneficiando al país a través de la diversificación de las exportaciones, que ayudaría a reducir nuestra dependencia de los recursos naturales y la exportación de materias primas. Hacerlo nos garantizaría que si en un futuro, que puede estar cerca, los hidrocarburos como los minerales bajaran de precio, tuviéramos otros productos que propiciaran el ingreso de importantes capitales al país.
Por otro lado, la construcción de un sector productivo pujante ayudaría a mejorar las condiciones de empleo de nuestra sociedad, garantizando fuentes de trabajo para profesionales y técnicos, ampliando la base empresarial y generando riqueza. De esta forma, muchos de los bolivianos que hoy dependen de las ayudas estatales podrían recuperar su dignidad y autodeterminación al ser soberanos y autosuficientes en la generación de sus propios ingresos y determinación de sus condiciones de vida.
Desde la perspectiva que se mire, las oportunidades que brinda un mercado de más de quinientos millones de consumidores efectivos, como lo es el de la Unión Europea, es de vital importancia para el progreso y crecimiento del país.
El descuido con el que se suele atender esta clase de posibilidades llega, a veces, a grados de displicencia inaceptables. Al menos así parece indicarlo el hecho de que el viceministro de exportaciones, Luis Fernando Baudoin, haya evitado hacer declaraciones en este sentido, alegando el justificativo de tener otras reuniones.
Bien harían nuestra autoridades no sólo en explicar las razones por las que esta clase de beneficios no reciben mayor atención por su parte, sino en generar, rápida y urgentemente, condiciones propicias para que la mayor cantidad de ciudadanos puedan aprovecharlos convirtiéndose en empresarios productores, o trabajadores y proveedores de servicios para dichas empresas, generando un movimiento de capitales e inversiones en el país, que no esté relacionado con los hidrocarburos, las ayudas e inversiones estatales, o el narcotráfico.
Mucho se suele hablar de devolverle la dignidad a la gente. Se debería recordar que ello sólo se consigue cuando las personas no dependen de las limosnas de nadie, sino que son autosuficientes por la vía del esfuerzo y el talento invertidos en empleos de calidad.
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