Una escena del partido de ayer, que tuvo poco atractivo futbolístico.
FÚTBOL El equipo español fue superior ante un rival que se dedicó a defenderse
El Atlético choca con un muro llamado Chelsea
El Atlético choca con un muro llamado Chelsea
Madrid / EFE
El plan defensivo del Chelsea contuvo ayer al Atlético de Madrid en el partido de ida de las semifinales de la Liga de Campeones en el Calderón, un ejercicio de insistencia sin recompensa para el equipo rojiblanco, que empató sin goles un duelo en el que propuso mucho más y cuya final jugará en Londres.
Dentro de una semana, con Stamford Bridge como escenario, le espera otro encuentro de máxima exigencia, el último paso hacia el partido decisivo del máximo torneo europeo, después de un primer choque sin goles, que transitó entre el interés ofensivo del Atlético y la férrea e imperturbable fortaleza defensiva inglesa.
Porque el Atlético, en su vuelta a unas semifinales de la Liga de Campeones 40 años después, asumió un papel diferente hasta ahora en esta edición del torneo; un nuevo desafío ofensivo contra un estilo similar, contra un bloque de perfil defensivo y decidido a mantener su portería a cero en el Vicente Calderón por encima de todo.
No le preocupó nunca al Chelsea la posesión de la pelota ni ganar el choque. Jamás arriesgó. En su rigor táctico, en ese ritmo lento y de constantes interrupciones en el que llevó el duelo, enredó al equipo rojiblanco durante casi todo el encuentro.
No se sintió cómodo el Atlético en ese partido, en ese ejercicio de paciencia, toque e insistencia, alejado de su trepidante contragolpe, de las vías hacia la portería contraria que ofrece Diego Costa con sus desmarques a la carrera, minimizados por el plan del equipo inglés, tan meticuloso como desesperante para el rival.
Antes del descanso, además del lanzamiento de córner directo de Koke, poco más dispuso el Atlético sobre la portería contraria, apenas un par de disparos desde lejos, uno de Mario Suárez y otro de Diego Ribas.
El local fue más que el Chelsea, que no tiró con peligro en 45 minutos, con Fernando Torres solo y desasistido en ataque en su vuelta al Calderón.
Cambió su esquema el argentino Diego Simeone para la reanudación, adelantó a Raúl García a la delantera, desplazó a Diego Ribas a la izquierda, a Koke a la derecha y diseñó un nuevo mecanismo, con más remate dentro del área para remover al Chelsea.
Pero, al ritmo del pito del árbitro Jonas Eriksson, de las continuas pérdidas de tiempo del Chelsea y del previsible fútbol del Atlético entró el duelo en el tramo final, con la ambición rojiblanca, con una falta despejada por Schwarzer a Gabi, con tres cabezazos de Raúl García, otro de Arda y el final imaginable: un inamovible empate.
|