Domingo, 11 de mayo de 2014
 

LA NOTICIA DE PERFIL

Elecciones, ¿para qué?

Elecciones, ¿para qué?

Paulovich.- Nunca me hice ninguna ilusión acerca de las elecciones presidenciales de octubre y llevado de mi loca fantasía hasta llegué a sugerir la posibilidad de ungir al afortunado Evo Morales como Presidente Vitalicio de nuestro infortunado país, cual soñara primicialmente nuestro Libertador Simón Bolívar. De acuerdo a mis elocubraciones, Bolivia, o sea nosotros, ahorraríamos millones de dólares, Evo se sentiría feliz y Álvaro loco de contento.
Naturalmente, mi loca fantasía choca con el crudo realismo de mi Pariente Espiritual que –como auténtica chola-- es realista y trata de hacerme comprender que vivimos de pan y de elecciones cual manda la Historia.
Llevado de mi decepción, le pedí a mi comadre Macacha que considerase la determinación del Tribunal Supremo Electoral por la cual el voto en nuestras áreas rurales vale cien veces más que nuestro voto depositado en las ciudades, sea ésta La Paz, Cochabamba, Santa Cruz o Quillacollo, medida que asegura el triunfo del candidato Evo que un día (hace muchísimos años) fue campesino.
La cholita periodista me aseguró que Evo Morales en el fondo, (muy en el fondo) sigue siendo campesino, versión que no le acepté, porque la noche que jugó el Club Bolívar en Buenos Aires, él llamó telefónicamente desde La Habana (Cuba) donde había estado escuchando o viendo por TV el encuentro futbolero y que anteriormente estuvo en Costa Rica felicitando a su nuevo mandatario. Ese señor ya no es campesino boliviano nacido y educado en Orinoca, una aldea orureña, sino un señorito millonario que cuando quiere monta en su propio avión y se va a Cuba a saludar a su amigo Castro.
Ese simple hecho nos hace ver, dije a mi comadre Macacha, que las elecciones de octubre próximo son innecesarias. ¿Para qué tanto teatro y para qué tomarlas en serio…?
Hace algunos años existía la Corte Nacional Electoral y fue dirigida por ciudadanos honestos y virtuosos como el inolvidable Dr. Huáscar Cajías Kaufman; ahora ya no se llama Corte Electoral pues ahora se llama Tribunal Supremo Electoral aunque sus integrantes son designados por Evo y algunos de sus colaboradores. Esa Corte inapelable acaba de decir que el voto de los rurales vale mucho más que el voto de los citadinos. Entonces, querida comadre Macacha, tengo el derecho de sonreír, incredulamente ante el circo electoral que se viene preparando y que cuesta millones de dólares, para decir después de la función: “El señor Evo Morales y su amigo Álvaro García Linera han sido elegidos para gobernar Bolivia cinco años más.
Mi prédica pesimista no hizo efecto en la conciencia de mi comadre Macacha quien persistió en su ilusión electoral de octubre. Preferí no insistir sobre el tema pues prefiero ver a mi comadrita alegre e ilusionada, como millones de paisanos nuestros que aún viven el sueño de votar y así poder elegir a los nuevos ciudadanos que podrían gobernar a nuestro infortunado país.
Como me vio muy triste, mi comadre me dio un ósculo en mi frente surcada por arrugas que fueron marcadas por decepciones.