Los convidados de piedra
Los convidados de piedra
Gustavo L. Quiroga Mercado
El compromiso político es loable: opiniones, manifestaciones, participación activa. Resulta, no solamente vital para una democracia por la cual es prohijado constitucionalmente y cobijado por la declaración de derechos humanos. Sin embargo, y resulta una paradoja, muchas opiniones, manifestaciones y participaciones resultan congénitamente estériles, inútiles de nacimiento, o por lo menos convidados de piedra.
Es posible que Nicolás Maduro se sintiera sicológicamente apoyado porque los miembros de la ALBA le manifestaron su apoyo y por soñar con Chávez, e inquieto por tener pesadillas con Obama. Pero, ¿le habrían conmovido en algo las manifestaciones de los movimientos sociales bolivianos? Patéticas manifestaciones con wiphalas, la sombra del “Che” y alguna huérfana bandera venezolana en apoyo del compañero Maduro; un verdadero desperdicio. Se sabía antes y se ve ahora que los problemas políticos venezolanos sólo les competen a ellos y sólo ellos pueden resolverlos.
Movimientos sociales para que la catastrófica hecatombe beniana, no sea declarada zona de desastre; tónico y aplicación de esteroides para que el Gobierno de Evo Morales muestre su vigor. Esa participación se explica como un argumento de apoyo exclusivo a la persona del presidente. Nada le puede ser más lejano a un dirigente de residencia altiplánica que una inundación en el llano. Algo similar sucede con las manifestaciones contra los mineros cooperativistas, independientemente de que estos tengan razón o no. El discurso oficialista es de oposición al esfuerzo privado (el Vicepresidente en un discurso le deseó larga vida, prosperidad y crecimiento; posiblemente un lapsus prolongado), pero mientras éste perviva en el país, muchos movimientos sociales están descalificados y no tienen ninguna competencia en un asunto de Estado, ministerios y empresarios mineros.
La sensibilidad secular, delicada y salada: el tema marítimo. Vigilias y ansiedad, tomarse un anti estresante de largo efecto. Se demanda a Chile por el tema marítimo ante la Corte Internacional de Justicia; se sabe que ésta seguirá sus procedimientos y respetará sus plazos, lo que implica como es obvio, que su fallo no contemplará ni voluntades, ni expectativas y es más, los apoyos de los movimientos sociales son anodinos. No importa para nada que grupos socialistas chilenos, invitados o voluntarios clamen “mar para Bolivia”. Que las “Bartolinas Sisas” organicen marchas o que los de la Csutcb socialicen y organicen conferencias con otros pueblos originarios o se tenga el apoyo de la ALBA, o que el Presidente boliviano en persona hubiese entregado la “Memoria Histórica”. No interesa ni manifestar la injusticia de la guerra; toda guerra es injusta para el vencido y justa para el vencedor. Es necesario enfrentar las posibilidades: que la CIJ se declare incompetente (instaurada en1945 por las NU), que falle a favor de Bolivia, que falle a favor de Chile (el tenor del fallo; emite dictámenes vinculantes u opiniones consultivas) o después de dilatar su respuesta se lave las manos.
El entusiasmo en la participación política puede ser frustrante y en algunos casos debe ser frustrado; puras gárgaras para afinar la garganta sin ser invitado a discursear. Vestir de gala para una función que puede ser delegada a un subalterno, proclamar consignas como un eco remoto, polucionar el medio ambiente con pólvora de petardos ignorados. Movimientos sociales, moverse sin rumbo, deambular en la fiesta sin ser convidado
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