¿ES O NO ES VERDAD?
No pasa nada
No pasa nada
José Gramunt de Moragas, S.J..- En la feria de una pequeña ciudad, que llenaba una amplia avenida en las principales fiestas cívicas o patronales, había una caseta en donde, por unas pocas monedas, podía jugar con unas bolas de trapo, a derribar unos monigotes muy feos. Si uno lograba tumbarlos a todos, recibía un modestísimo premio. Y no pasaba nada. Recorríamos las otras casetas donde vendían churros y papas fritas en aceite burbujeante. Por fin, la carpa del circo: “Pasen señores, pasen a ver a la mujer barbuda, al elefante de bolsillo, el cangrejo que sabe multiplicar”. Y así transcurría la fiesta, hasta la próxima. Y, por lo demás, no pasaba nada. Los payasos del circo se habían ido a otra feria, lo mismo que el olor a refrito, los churros y las papas fritas. Y en la pequeña ciudad no pasó nada.
La pequeña ciudad seguía su vida a ritmo lento: los funcionarios a sus oficinas, trabajando sin entusiasmo ni pulcritud. Los niños iban a la escuela. Los maestros, desmotivados, repetían perezosamente la misma lección machacona de todos los años Y no pasaba nada. Los alumnos terminaban la secundaria y escribían con deplorables faltas de ortografía.
Pues bien, muchos años después, un día se armaba el escándalo de una pariente del Sr. Vicepresidente, propietaria de una empresa de “catering” de una línea aérea del Estado, BoA (¿Cómo hay que leer esta sigla, Boliviana de Aviación o Boliviana overseas Airline?) Y no pasaba nada. El Sr. Vicepresidente se iba de paseo a Europa para distraer la atención pública y, de paso, dictar unas conferencias sobre políticas envolventes, hacia un horizonte de época y quién sabe de qué tema de apasionante actualidad. Y no pasaba nada.
Poco más tarde, miles de suboficiales y sargentos desfilaban por las calles de algunas ciudades en protesta por las humillaciones a que eran sometidos por los oficiales de más alto grado. “Es su orden mi teniente”. Las esposas de los manifestantes ingresaron a una huelga de hambre. ¿Motín, traición a la Patria o rebelión a bordo? Y no pasó nada. Aunque sí que en este caso, el Alto Mando militar castigó a los promotores de la protesta, arrestándolos o enviándoles a indeseables puestos de frontera. Por lo demás, las FFAA mantuvieron inquebrantable la cadena de mando, salvaron su honor. Los suboficiales y sargentos que fueron castigados volvieron a sus puestos, escaldados. “Hasta la victoria final. ¡Venceremos!” Nunca se había producido una rebelión interna en las FFAA de Bolivia. Y no pasó nada más.
Pasaron unas semanas y reventó el escándalo del controvertido ex fiscal Marcelo Soza, refugiado en Brasil para escapar a la persecución judicial que le amenaza, destapó la caja de los truenos que escondía la historia turbulenta de un grupo de aventureros con el fin de levantar en armas a un movimiento separatista y asesinar al presidente del Estado Plurinacional. (¿Verdad o mentira, o un poco de ambas?) Curiosamente, los supuestos ejecutores de ese plan secreto, se iban de parranda todas las noches. Y se hacían fotografiar con las armas en la mano y un vaso de whisky para refrescar. En La Paz, no pasó nada.
En Santa Cruz sí pasó algo. Un grupo policial organizado al efecto, asesinó a mansalva a tres de los aventureros; una vez terminada la faena, el grupo policial fue disuelto y los miembros del comando fueron condecorados. Por lo demás, no pasó nada.
Otra vez, el Vicepresidente fue acusado de tener negocios mineros con un sobrino suyo. Don Álvaro respondió a las acusaciones con sus propios argumentos. Y no pasó nada.
Pasarán las elecciones de octubre. Incluso con una propaganda electoral sin límites, el MAS perderá votos y escaños. La oposición, disgregada y dispersa, ganará más puestos en la Asamblea Legislativa, pero no superará al primer ganador perpetuo y, al final, no habrá pasado nada muy distinto de lo que viene ocurriendo desde hace ocho años.
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