¿Dónde quedó el orden y la cordura en Sucre?
¿Dónde quedó el orden y la cordura en Sucre?
A. Enrique Durán Pacheco.- En los últimos tiempos, Sucre se ha convertido en una ciudad de característica caótica. Esta afirmación se hace evidente toda vez que cuando uno intenta salir a caminar o de compras, desplazarse al trabajo o llevar a los hijos a la escuela, de por medio existen situaciones que están lejos de ser pasadas por alto.
Inicialmente nos refiramos a la “hazaña” que hoy representa transitar por aceras atosigadas de comerciantes gremialistas, quienes al mejor estilo de un mercado persa del Siglo XV, no parecen conocer otra regla que interrumpir el paso de los peatones, obligándolos a bajar de las aceras y poner en riesgo sus vidas. A esto se suma el mal estado de dichas aceras, llenas de baches y otros obstáculos que, en su mayoría, son producto de la falta de mantenimiento e instalaciones improvisadas y sin supervisión de servicios públicos.
Mencionemos también lo “peliagudo” que resulta conducir en vías que están saturadas de vehículos públicos sindicalizados, los que literalmente se han apoderado de las rutas y las políticas de tráfico y vialidad. Una prueba de ello es advertir que la restricción vehicular nunca fue acatada por este sector y, en general, los buses trasgreden un sinfín de normas al recoger pasajeros en media calle, bocinar a diestra y siniestra, discriminar el ingreso de escolares, tener en mal estado sus vehículos y contaminar el medio ambiente, contando con la vista gorda de muchas autoridades.
Refirámonos a la “proeza” que representa encontrar estacionamiento, pues en casi ningún lugar del centro está permitido y para colmo los pocos espacios que podrían destinarse a ello están reservados para las autoridades. Por ejemplo, en Plaza 25 de Mayo, de forma abusiva, el Gobierno Municipal ocupa alrededor de 25 espacios y la Gobernación 13, dejando establecido que tienen derecho a ‘servirse del poder público’ para acceder a privilegios que van en desmedro de la colectividad. Para colmo, ni siquiera es posible realizar una parada momentánea para dejar o recoger a los niños de las escuelas, sin que de por medio sean impuestas boletas de infracción hacia padres y madres de familia que no encuentran otra forma de trasladar a sus hijos(as); resultando muy curioso que dicha rigurosidad no sea aplicada en igual medida a los conductores del transporte público.
Finalmente, nos refiramos al constante caos que generan los bloqueos y marchas de los “movimientos sociales” y cualquier otro colectivo humano al que se le ocurra paralizar la libre circulación de la ciudad. A ello se suma la realización de “espectáculos culturales y/o políticos en media calle”, organizados desde la Gobernación y la Alcaldía, en una clara competencia por ocupar el primer lugar en el ranking del desorden público.
Usted se preguntará ¿a qué se debe semejante situación? Y la respuesta parecería tener dos causas. La primera indicaría que las autoridades competentes son en realidad incompetentes, porque desconocen sus obligaciones respecto a: mantener las aceras en buen estado y libres de riesgos; proyectar y dotar de estacionamientos públicos a los ciudadanos; no apropiarse de los pocos espacios de parqueo que actualmente existen; y no ser tolerantes ni generadores de desórdenes públicos.
La segunda causa indicaría que dichas autoridades no comprenden que sus cargos están para atender las necesidades de toda la población y no para precautelar los intereses sectarios de sindicatos o gremios –que si bien son un apetitoso botín electoral y político– no tienen por qué llevar a Sucre al extremo del caos, atentando contra el orden y la cordura que alguna vez caracterizaron a esta ciudad. ¿O qué opina usted?
|