Sobre cooperativas mineras
Sobre cooperativas mineras
Mario Rueda Peña
En cierta provincia del norte de La Paz, una gresca entre cooperativistas mineros y comunarios arrojó el saldo de dos muertos y varios desaparecidos. Y todo por el oro. La historia comenzó cuando campesinos de una región vecina se organizaron en una cooperativa aurífera tras descubrir de modo casual el preciado metal en tierras de los comunarios. Estos se fueron encima de los avasalladores de sus predios cual furioso enjambre de abejas. Querían el valioso metal para sí y no para afuerinos.
El episodio alargó la ola de conflictos surgidos en las cooperativas mineras, por múltiples causas. Cabe recordar que solo en la zona altiplánica del país (La Paz, Oruro y Potosí) existen actualmente cerca de mil unidades de tal régimen societario. Casi todas ellas son consecuencia del Plan de Relocalización Minera aplicado entre 1985 y 1986, en el marco del DS 21060. Ante la crisis de la minería estatal (Comibol), el gobierno de entonces, acosado por el derrumbe inflacionario, privatizó las minas y muchas de ellas fueron transferidas a grupos de trabajadores despedidos que se habían organizado en “Cooperativas”.
Con el transcurso del tiempo, para el Estado, el remedio resultó peor que la enfermedad. Las cooperativas gozan de beneficios tributarios. Están exentas del pago de Impuestos a las Utilidades de las Empresas (UIE). Solo cancelan una regalía equivalente a una pequeña porción del porcentaje que les correspondería aportar al TGN.
Conste que una buena parte de las referidas cooperativas opera con una bien camuflada estructura empresarial: “socios”, arriba, y trabajadores asalariados, abajo. El no pago del UIE le representa al TGN una pérdida anual de casi 100 millones de dólares. Hay cooperativas mineras relativamente ricas y otras totalmente pobres. Las primeras disponen de perforadoras y equipos obsoletos, pero los tienen. Las segundas no. Trabajan a mano, casi como en los tiempos coloniales.
Ha llegado la hora de implementar programas de desarrollo de tales cooperativas en una perspectiva empresarial de eficiencia. Tecnológicamente hablando, es necesario modernizarlas para que ganen más. Este es un paso previo a su incorporación en forma integral al régimen impositivo del Estado, sin privilegios tributarios que solo engorden bolsillos privados (socios-dirigentes), burlando las arcas del Estado.
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