Miércoles, 4 de junio de 2014
 
Pasó la fiesta

Pasó la fiesta

Gastón Solares Ávila.- Pocos días antes del recién pasado 25 de Mayo, se sintió un ligero sentimiento de optimismo al ver acciones destinadas a mejorar el aspecto de la ciudad. Una campaña de limpieza, personal municipal uniformado en permanente acción, pintado de fachadas y colocado de macetas en algunos balcones, hicieron pensar que se iniciaba un despertar de la ciudadanía y especialmente de las autoridades.
Sin embargo, pasó la fiesta y todo volvió a la rutina a la que se ha sometido a la ciudad. El domingo pasado, las calles llenas de basura, de bolsas plásticas azules, especialmente en las cercanías del edificio central de la Universidad, y los basureros repletos, daban a nuestra urbe el aspecto propio de poblaciones abandonadas a su suerte.
La causa es la falta de liderazgo y de acción eficiente municipal. No se entiende lo que es campaña, ese esfuerzo de índole diversa que se aplica entre todos para lograr un fin determinado. Sólo existen acciones aisladas de duración efímera, para salir del paso.
El problema de Sucre es tan grave que requiere la participación de todos, pero se necesita al líder. ¿Cómo no va a ser posible nombrar a personas capaces y dotar de los recursos necesarios para cambiar el aspecto de Sucre?
Pronto tendremos un nuevo aeropuerto, el Centro de Convenciones está terminado y sólo falta el equipamiento. ¿Cómo aprovecharemos ambas infraestructuras si no tenemos una ciudad digna de mostrar? ¿En estas condiciones, podremos aspirar a que alguna reunión cumbre se lleve a cabo en la Capital de Bolivia, en el lugar donde nació la Patria?
Sigue el deterioro. Las aceras abandonadas llenas de huecos, sin que se haya definido su ampliación. Las calzadas en similar estado esperando la famosa planta asfáltica y se pasó otro medio año; el ingreso por la avenida de la vergüenza encontró una fácil solución, puesto que se sacó el pavimento roto y se dejó la calzada como camino de tierra; la campaña de las flores en los balcones fue ridícula.
Por otra parte, se está ampliando el área comercial de la ciudad y cuando un interinato quiso poner orden volviendo a lo que se denominó el plan de aceras limpias, todo quedó en nada al no existir continuidad de acción, ni entendimiento entre munícipes. Visiten por ejemplo la calle las Dalias, entre la Avenida Gregorio Mendizábal y la Santiago Vaca Guzmán. En esa zona, cada día aumenta el mercado que empezó no hace mucho como venta de papa, ahora hay de todo, incluyendo legumbres que se comercializan en el suelo.
Por otra parte, la calle Gregorio Donoso se está convirtiendo en lugar de ferias cada vez más frecuentes y como todo se deja pasar, pues se deja crecer para que la solución, si llega algún día, sea más difícil. Mientras tanto, la venta de plantas ornamentales en la zona sigue como antes, en condiciones que provocan vergüenza ajena. Todas las calles se están volviendo mercado y hasta cocina en vía pública, como se puede constatar en la calle Nicolás Ortiz, frente al SAS o en la Plaza principal en la que se venden anticuchos.
Definitivamente, no hay acción municipal y si con este comentario se molestan algunos funcionarios, tendrán razón de hacerlo porque va dirigido directamente contra todos los que pueden hacer algo y no hacen nada. No hay acción coordinada, permanente, eficiente, ni responsable.
La Plataforma Municipal dejó de funcionar, las buenas intenciones propaladas durante los días previos desaparecieron y, lamentablemente, el Comité Custodio del Patrimonio Arquitectónico de la Ciudad también, debido a que los interinatos en la Universidad lo dejaron sin presidente responsable.
Pasó la fiesta, pero permanecerán los esfuerzos, por lo menos los cívicos, empezando por esta columna que retorna después de una breve ausencia, pero revitalizada por lo observado en otras partes, donde la gente trabaja con eficiencia y responsabilidad.