Los trabajos continuan en la ciudad de Porto Alegre.
Porto Alegre, contrarreloj
Porto Alegre, contrarreloj
Porto Alegre / EFE
En el día que Ecuador aterrice en Porto Alegre y a menos de una semana para que se dispute el primer partido del Mundial en la ciudad, la capital del estado de Río Grande do Sul aún trabaja contrarreloj para terminar las obras relacionadas con el torneo más importante del mundo del fútbol.
Carriles de bicicleta sin terminar, aparcamientos sin asfaltar, zonas de aficionados con su esqueleto incompleto, aceras sin empedrar o medianas sin construir, son algunas de las imágenes que se pueden captar en Porto Alegre cuando quedan escasas jornadas para que empiece el Mundial de Brasil.
Su estadio, el Beíra-Río del Internacional de Porto Alegre, la joya de la corona del proyecto, está terminado. Fue remodelado y costó 159 millones de dólares. Se inauguró el 20 de febrero, con la presencia de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que acudió al reestreno del campo de fútbol.
Pero no es oro todo lo que reluce aunque el recinto que albergará cinco partidos esté concluido. Mejoraron los accesos, se construyó puntos de venta de alimentos en todo el estadio y, sobre todo, se revistió con un techo metálico que protege a todos los espectadores del calor y del frío. Sin embargo, muchas cosas que rodean al feudo del Internacional de Porto Alegre no están terminadas.
Basta con darse un paseo por los alrededores del estadio para comprobar que faltan mucho para concluir las obras. El primer partido, un Francia-Honduras el 15 de junio, está al caer y no se culminaron los trabajos. Los obreros trabajan a toda velocidad para finalizar una sede que a punto estuvo de caerse de la lista.
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