Jueves, 12 de junio de 2014
 

CALLES. Las personas con discapacidad física tienen dificultades para transitar.
CALLES. Las personas con discapacidad física tienen dificultades para transitar.

SEGÚN UNA INVESTIGACIÓN SOBRE TRANSITABILIDAD

Las rampas para inválidos no cumplen reglamentos

Las rampas para inválidos no cumplen reglamentos

Ninguna rampa colocada para el desplazamiento de las personas con discapacidad física en las calles y en las instituciones públicas y privadas de Sucre cumple con los estándares reglamentarios; al contrario, provocan mayor dificultad de movilidad, ya que les impide tener autonomía y les obliga a pedir ayuda a terceros, según una investigación de la psicóloga Ivonne Fabiana Ramírez.
Los desniveles parecen haber sido “encajados” en las construcciones de las instituciones bancarias, de servicios y en las propias vías públicas, sin tomar en cuenta estándares internacionales que están previstos para estas infraestructuras. Esta situación les ocasiona una gran dificultad y les obliga a acudir a la ayuda de terceros, perdiendo autonomía y, de esta manera se vea afectada la transitabilidad, utilización y seguridad de estos recursos, señaló la investigadora.
El punto de arranque de esta primera fase de la investigación es el análisis de la Ley 1678, en su artículo 13, que establece la obligatoriedad para instalar esta infraestructura especial en beneficio de las personas con discapacidades físicas. La indagación se hizo desde la Carrera de Kinesiología de la Universidad San Francisco Xavier de Chuquisaca, junto a estudiantes universitarios, para evaluar en los distritos municipales y el Departamento.
Ramírez explicó que los estándares internacionales prevén que las rampas deben tener pendientes de seis a siete grados, y ninguna cumple con esa exigencia, carecen de señalización y la superficie de la rampa no cuenta con material antideslizante ni el remate. Por eso, según la investigadora, se constituye, antes que en un elemento de ayuda, en una de las causas para que las personas con discapacidad queden confinadas y restringidas en sus derechos; consecuentemente, continúan confinadas a sus casas porque no pueden acceder a un tránsito libre por el centro de la ciudad.
“Las rampas, en su improvisación inclusive están situadas en algunos casos casi detrás de las puertas, haciendo imposible su uso. Y en el centro histórico hay presencia de postes de luz, rompemuelles, y otros obstáculos para las personas que se mueven en sillas de ruedas”, dijo la investigadora al periódico digital PIEB.