EDITORIAL
Bienvenida a parte del mundo
Bienvenida a parte del mundo
Hoy mostramos que, con nuestras limitaciones, pero sobre todo con nuestras virtudes, el país está atento a lo que sucede en el mundo y tiene la vocación de participar en él
Comienza esta jornada, oficialmente, la Cumbre del G77+China, en la que, de acuerdo a diversas versiones, se aprobará un extenso documento de conclusiones relativas, fundamentalmente, a la preservación del planeta frente a los desafíos que plantean la pobreza y el deterioro del medio ambiente.
Se trata, además, de un evento organizado por el país aprovechando una feliz coincidencia: el 50 aniversario de la formación de este Grupo en el seno de Naciones Unidas y que el ejercicio de la Presidencia rotatoria correspondió a Bolivia (por segunda vez en su historia).
Los preparativos para esta Cumbre han sido intensos y, como sucede siempre en eventos de esta naturaleza, han cambiado mucho los conceptos y las posiciones desde que fuera convocada hasta hoy. De una primera propuesta de conclusiones eminentemente ideologizada y poco sensible a la realidad mundial, se ha logrado concertar, de acuerdo a las diferentes declaraciones, un extenso documento que evitando innecesarias fricciones y agresiones, puede convertirse en una propuesta de agenda mundial a ser adecuada por las Naciones Unidas para enfrentar los desafíos que tiene el mundo en estos momentos de transición e incertidumbre.
En este sentido, la organización de la Cumbre también, seguramente, ha servido para que quienes sostienen algunas propuestas triunfalistas asuman el compromiso y el convencimiento de que no hay verdades únicas, de privilegiar la negociación serena y permanente antes que la confrontación que sólo conduce, finalmente, a la soledad.
Desde una perspectiva nacional, es indudable que la realización de esta Cumbre en el país es altamente positiva. Por un lado, y como sucede, con mayor o menor intensidad, desde que pacíficamente la ciudadanía recuperó la democracia en 1982, el país ha dejado de ser el referente exótico donde los golpes de Estado se sucedían sin parar.
Hoy mostramos que, con nuestras limitaciones, pero sobre todo con nuestras virtudes, el país está atento a lo que sucede en el mundo y tiene la vocación de participar en él.
Por el otro lado, más allá de algunos cuestionamientos a aspectos organizativos y económicos, o algunos intentos burdos de aprovechamiento político-electoral internamente, la organización y realización de esta Cumbre permite a cualquier visitante perspicaz darse cuenta de una situación política tensa, pero con el predominio de la decisión, concertada desde 1982, de superar nuestras diferencias en el marco del sistema democrático.
Es en ese marco que damos la bienvenida a los ilustres visitantes que durante dos días debatirán en Santa Cruz de la Sierra sobre los grandes temas que afligen al planeta y los aportes que desde estos pueblos se puede dar para seguir construyendo un mundo de paz, con cada vez menos hambre y respetando militantemente el medio ambiente.
Ir por esa senda justifica, de sobremanera, los esfuerzos que el país y nuestros visitantes han hecho para concretar esta Cumbre que, por sobre todo, debe ser un espacio de diálogo democrático y de respeto a la libre determinación de los pueblos en un marco de profundización permanente de la democracia.
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