EDITORIAL
Entre la guerra y la paz
Entre la guerra y la paz
Es de esperar que si sale reelegido el presidente Santos mantenga su vocación pacifista, y si es elegido Zuluaga cambie su posición
Mientras en el marco de la Cumbre del G77 +China, se adoptan importantes resoluciones para el combate a la pobreza y la defensa del medio ambiente, los colombianos, en una segunda vuelta electoral, elegirán no sólo a su próximo Presidente, sino una política en relación a los grupos insurgentes internos e, indirectamente, a Venezuela, Ecuador y Nicaragua.
El aspirante a la reelección, Juan Manuel Santos, ha instalado las probablemente negociaciones más serias y auspiciosas con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), habiendo avanzado en temas muy espinosos que auguran su éxito. Si es así, la guerrilla más antigua de la región se insertaría en la vida política democrática de Colombia y se superarían más de cinco décadas de permanente confrontación. Asimismo, en estos últimos días se ha anunciado un similar proceso de negociación con el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
En forma paralela y luego de la elevada tensión que provocó su predecesor, Álvaro Uribe, con Venezuela y Ecuador, el mandatario candidato logró calmar los ánimos y restablecer un escenario de normalidad en la relación con ambos países.
La otra alternativa, promovida por el ex presidente Álvaro Uribe, tiene como candidato a Oscar Iván Zuluaga y reivindica una política guerrerista, tanto respecto a las FARC y el ELN como, especialmente, Venezuela. Y lo ha hecho sin medias tintas seguramente con el propósito de generar miedo en la población e inducirla a creer que sólo a través de la guerra se podrá derrotar a la guerrilla. Ligado a este fenómeno se han hecho declaraciones muy peligrosas sobre Venezuela y su gobierno, y es posible sostener que la tensión recrudecería de inmediato si sale elegido.
En el caso del tercer país mencionado, Nicaragua, el ex mandatario Uribe y sus seguidores, incluido su candidato, han propuesto que Colombia rechace el fallo de la Corte Internacional de Justicia que estableció cambios en un litigio que ambos países sostienen en relación a dominios territoriales, que no viene al caso detallar. Es decir, si gana este candidato, es posible creer que también se generarán tensiones con Nicaragua.
Desde una perspectiva democrática de paz, todo indica que como pocas veces una reelección es importante no sólo para ese país sino para la región. Sin embargo, la confusión es generalizada y la polarización radical, y hay incluso gente que considera que las posiciones radicales del ex presidente Uribe son democráticas, como que la búsqueda de paz del presidente Santos es una entrega al “castro-chavismo”.
Obviamente una cosa es el discurso de campaña y otra, a veces muy diferente, la gestión de gobierno. Esto significa que no necesariamente lo que se dice en las campañas se ejecuta en el gobierno. En el caso de las elecciones que se comenta es de esperar que si sale reelegido el presidente Santos mantenga su vocación pacifista, y si es elegido Zuluaga cambie su posición.
En todo caso, conviene saber que la elección presidencial de Colombia de hoy no sólo es importante para ese país, sino para toda la región.
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