ESCENARIO GLOBAL
Nuevo rey para España
Nuevo rey para España
Alberto Zelada Castedo.- Para hoy, jueves, está prevista la ceremonia de proclamación de Felipe VI como nuevo Rey de España. Con este acto termina un breve proceso de transición que comenzó el pasado 2 de junio al anunciar el rey Juan Carlos su decisión de abdicar la corona en favor de su hijo el Príncipe de Asturias.
El anuncio se produjo en un momento en que la monarquía, como institución, exhibía un débil respaldo de la ciudanía. Un sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), dado a conocer el 6 de junio, reflejó una valoración de la monarquía de 3,72 puntos sobre 10. Entre 1995 y 2014, esta valoración descendió desde 7,4 puntos hasta menos de 5 puntos. En el mismo lapso se redujo la diferencia entre la preferencia por la “república” y la preferencia por la “monarquía”. En 1996, la ventaja de esta última era de 53 puntos. En 2012, el 37% de los ciudadanos encuestados por la organización Metroscopia preferían la república y el 53% preferían la monarquía.
Para la mayoría de los analistas, la caída del apoyo a la monarquía se debió, sobre todo, al impacto de comportamientos de miembros de la familia real, incluido el Rey Juan Carlos, más que a un desencanto con la institución monárquica. Tal vez por ello, otra encuesta, publicada por El Mundo de Madrid, reflejó que el 76% de los consultados consideraba acertada la abdicación.
La segunda fase de la transición fue la aprobación por el Congreso de los Diputados de la ley orgánica de abdicación que abre paso al futuro reinado de Felipe VI. Luego de votar “de forma individual, en pie y de viva voz”, 299 diputados – el 85% de los integrantes del Congreso – votaron a favor de la aprobación de la ley, 19 lo hicieron en contra y 23 se abstuvieron. Es destacable el voto positivo de los diputados de los dos grandes partidos: el Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Alfredo Pérez Rubalcaba. No menos significativo, aunque en otro sentido, es el voto negativo de los integrantes del conglomerado denominado Izquierda Plural –la mayoría herederos del antiguo Partido Comunista– y la abstención de los nacionalistas catalanes y vascos agrupados en Convergencia i Unión y el Partido Nacionalista Vasco.
La razón de la abstención de los primeros, según su portavoz Josep Antoni Durán Lleida, no fue una actitud en contra de la institución monárquica ni en contra de la persona del Rey, sino una expresión de rechazo a un Estado que “no entiende a Cataluña” y con el que “ya no hay lazos de confianza”. El motivo de la abstención de los segundos, en cambio, se debió a que, en su momento, no participaron de la adopción del actual marco constitucional.
La explicación de quienes votaron en contra es que, a su juicio, es necesario, antes que nada, consultar a la población, en un referéndum, si desean mantener el sistema monárquico o, por el contrario, prefieren instaurar un nuevo régimen republicano. Su argumento principal es que una gran mayoría de españoles, debido a su edad, no votaron la actual Constitución que estableció el sistema monárquico.
Al margen de estas posiciones políticas, el 73% de los españoles –según una encuesta publicada el 9 de junio en el diario El Mundo– cree que Felipe VI será “un buen monarca”. Al mismo tiempo, un 74.4% considera que el rey Juan Carlos “hizo bien en abdicar”. El 56% apoya la “institución monárquica”, en contraste con el 49% que lo hacía enero de este año. Por último, si hoy se realizase una consulta sobre monarquía o república, la “opción monárquica” ganaría por 20 puntos.
En menos de tres semanas, los españoles viven una de las experiencias más importantes de su vida política. La actual monarquía constitucional española es muy joven en comparación con sistemas similares de otros países europeos. Una gran mayoría de comentaristas y líderes políticos reconocen la importancia de los 39 años de reinado de Juan Carlos y, sobre todo, el importante rol jugado por el monarca en la transición de un régimen dictatorial a un régimen democrático moderno y en el fortalecimiento de éste. De igual manera, admiten que un cambio era necesario y celebran que Juan Carlos lo haya facilitado.
Las miradas están ahora puestas en el nuevo monarca. Su sólida formación profesional y su atinada actuación como heredero de la corona, dan razones para confiar en el ingreso con esperanza en una nueva era histórica. No faltan las advertencias sobre los desafíos que enfrenta el nuevo Jefe del Estado, entre los cuales figuran, en primer plano, la unidad de España y el muy probable proceso de reforma constitucional. Si bien la crisis económica es, sobre todo, tema principal de la agenda del gobierno, su persistencia afecta el clima social en el cual se deben desarrollar las acciones para fortalecer la unidad nacional y reformar el marco constitucional.
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