S�bado, 21 de junio de 2014
 

PROJECT SYNDICATE

El ambiente de la pobreza

El ambiente de la pobreza

Bjorn Lomborg.- A pesar de los avances en la esperanza de vida, el mayor acceso a la educaci�n y los menores �ndices de pobreza y hambre, falta mucho por hacer en el planeta para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Casi mil millones de personas siguen acabando la jornada con hambre, 1,2 mil millones viven en la pobreza extrema, 2,6 mil millones carecen de acceso a agua potable e instalaciones sanitarias y casi tres mil millones deben quemar materiales da�inos dentro de sus hogares para combatir el fr�o.
Cada a�o, diez millones de personas mueren a causa de enfermedades infecciosas como la malaria, el VIH y la tuberculosis, adem�s de la neumon�a y la diarrea. Se estima que la falta de agua e instalaciones sanitarias causa al menos 300.000 muertes al a�o, mientras que la desnutrici�n provoca al menos 1,4 millones de fallecimientos infantiles.
La pobreza es uno de los factores que m�s mata. Es la raz�n de que los ni�os no reciban una nutrici�n adecuada y vivan en zonas con aguas sucias e higienizaci�n inadecuadas. Y explica por qu� una enfermedad completamente prevenible como la malaria mate cerca de 600.000 personas al a�o; muchos son demasiado pobres como para comprar medicamentos y mosquiteros para camas, al tiempo que los gobiernos carecen de presupuesto para erradicar los insectos que transmiten la enfermedad ni tratar los brotes epid�micos de manera oportuna.
Aqu� tambi�n la pobreza tiene un papel desproporcionadamente grande. Nadie enciende una fogata dentro de su casa por diversi�n, sino por carecer de la electricidad necesaria para cocinar y mantenerse sin fr�o. Si bien la poluci�n del aire exterior se explica en parte por la industrializaci�n incipiente, representa un t�rmino medio temporal en beneficio de los pobres: escapar del hambre, las enfermedades infecciosas y la poluci�n del aire al interior de los hogares para estar en mejores condiciones de acceder a una buena alimentaci�n, atenci�n de salud y educaci�n. Cuando los pa�ses alcanzan niveles de riqueza suficientes, pueden permitirse tecnolog�as m�s limpias y comenzar a aplicar leyes ambientales que reduzcan la poluci�n del aire externo, como vemos en Ciudad de M�xico y Santiago de Chile.
Y si bien los datos son un poco inconsistentes, no hay duda de que el mundo est� destinando m�s recursos al medio ambiente. Los aportes para proyectos ambientales se han elevado desde un 5 por ciento de la ayuda bilateral en 1980 a casi un 30 por ciento hoy en d�a, con un total anual de cerca de $us 25 mil millones.
Suena fenomenal. El mundo puede centrar cada vez m�s su ayuda en los problemas ambientales m�s acuciantes (la poluci�n del aire exterior e interior, junto con la poluci�n del ozono y el plomo) que causan casi todas las muertes relacionadas con el medio ambiente.
Lamentablemente, no est� pasando as�. Casi toda la ayuda ambiental (cerca de $us 21,5 mil millones, seg�n la OCDE) se destina al cambio clim�tico.
No hay duda de que el calentamiento global es un problema que debemos enfrentar de manera inteligente (si bien nuestro historial hasta el momento no da pie a mucho entusiasmo). Pero para hacerlo se necesita energ�a renovable barata, especialmente en el mundo desarrollado, no destinar dinero a reducir las emisiones de gases de invernadero como el CO2 por parte de los pa�ses en desarrollo.
De hecho, hay algo fundamentalmente inmoral en el modo en que fijamos nuestras prioridades. La OCDE estima que el mundo gasta al menos $us 11 mil millones del total del dinero para el desarrollo en reducir las emisiones de gases de invernadero. Gran parte de ello a trav�s de energ�as renovables como la e�lica, h�drica y solar. Por ejemplo, Jap�n otorg� hace poco $us 300 millones de su ayuda para el desarrollo a subsidiar energ�a solar y e�lica en India.
Si la totalidad de esos $us 11 mil millones se destinaran a la energ�a solar y e�lica en la misma proporci�n que el gasto global actual, las emisiones globales de CO2 se reducir�an en cerca de 50 millones de toneladas al a�o. Si se simula en un modelo clim�tico est�ndar, ello bajar�a las temperaturas de manera tan trivial (cerca de 0,00002�C en el a�o 2100) que equivaldr�a a posponer el calentamiento global para fines de siglo algo m�s de siete horas.
Por supuesto, los abanderados del cambio clim�tico podr�n aducir que los paneles solares y las turbinas e�licas dar�n electricidad (si bien de manera intermitente) a unos 22 millones de personas. Pero si ese mismo dinero se destinara a la generaci�n de electricidad mediante gas, se podr�a sacar a casi 100 millones de personas de la oscuridad y la pobreza.
M�s a�n, esos $us 11 mil millones se podr�an utilizar para dar respuesta a problemas incluso m�s acuciantes. Los c�lculos del Consenso de Copenhague demuestran que podr�an salvar casi tres millones de vidas al a�o si se utilizaran en la prevenci�n de la malaria y la tuberculosis y en el aumento de la vacunaci�n infantil.
Tambi�n se podr�an destinar a elevar la productividad agr�cola, salvando a 200 millones de la inanici�n en el largo plazo, al tiempo que se aliviar�an los efectos de los desastres naturales mediante sistemas de alerta temprana. Y todav�a quedar�an fondos para ayudar a desarrollar una vacuna contra el VIH, distribuir medicamentos para tratar ataques card�acos, proporcionar una vacuna contra la Hepatitis B al mundo en desarrollo y evitar que 31 millones de ni�os mueran de hambre cada a�o.
�Realmente es mejor posponer siete horas el calentamiento global? Incluso si seguimos gastando $us 11 mil millones para retardar cien a�os el aumento de los gases de invernadero, postergar�amos el calentamiento global menos de un mes para fines de siglo, un logro sin efectos pr�cticos para nadie en el planeta.
�Por qu� el mundo escoge a prop�sito vivir de manera tan ineficaz? �Podr�a ser que porque la ayuda para el medio ambiente no apunta tanto a ayudar al mundo como a sentirnos con la conciencia un poco m�s tranquila?