Miércoles, 25 de junio de 2014
 
Tráfico y vialidad

Tráfico y vialidad

Gastón Solares Ávila.- El tráfico de vehículos se ha agravado en el mundo por la cada vez mayor producción de vehículos de precio accesible para la gente, lo que en Bolivia se agrava porque además se convirtió en una especie de basurero de vehículos desechados en países de mayores ingresos.
Por ese motivo, en todas partes se construyen y se amplían carreteras y se crean áreas de parqueo adicionales a las existentes. En Sucre, donde todo es más difícil por las limitaciones y características de la ciudad, así como por la ineficiencia de las autoridades, el único nombre que puede darse al tráfico es el de caos total y absoluto.
Que la solución no es fácil, es evidente, y precisamente por ello quienes tomen medidas sobre el problema tienen que ser personas idóneas, de creatividad e iniciativa, capaces de tomar en cuenta las experiencias externas.
Resulta que una de las soluciones que insólitamente se ha encontrado, es poner los famosos rompemuelles en todas partes. Cada día aumentan en número al extremo de que manejar un vehículo se ha vuelto desagradable. Como no existe principio de autoridad en esta ciudad donde todo el mundo hace lo que le viene en gana, son los vecinos los que se hacen sus propios rompemuelles en algunos casos.
En lugar de improvisar, es mejor copiar lo que se hace en otros países donde se aplican medidas amparadas por ley, Por ejemplo, en vez de poner los famosos rompemuelles en las esquinas, hay que poner los discos de “Pare” y otros normados por la señalización internacional, pero con señalización también internacional y no con latas mal pintadas a la criolla como generalmente se hace.
Asimismo, se deben fijar paradas oficiales para los vehículos de transporte público y aplicar sanciones a quienes las ignoran. Obviamente, para todo lo sugerido, hay necesidad de estricto control. Hace años ya se intentó establecer paradas oficiales, pero no se hizo el control y por tanto la medida fracasó. Pero si se hace lo que tiene vigencia en otros países que consiste en aplicar fuertes sanciones económicas a los infractores, el resultado positivo será inmediato. Por ejemplo, a conductor que pare en lugar no autorizado para subir o bajar pasajeros, pudiera aplicársele una multa de 200 bolivianos que deberían ser pagados en el día, contra factura o recibo oficial. De consolidarse una sola sanción, nadie más infringirá la norma porque la voz correrá entre conductores y peatones haciendo que la medida sea efectiva.
Eso de estar poniendo trancas por todas partes son medidas ridículas, propias de la improvisación y de pueblos sin ley. No se justifican de ninguna manera y sólo se las entendiera si quienes las imaginan y las implementan pretendieran montar una fábrica de amortiguadores para la que estarían creando mercado seguro. La misión de las autoridades de tráfico y vialidad es facilitar el tránsito de vehículos y no entorpecerlo. Ampliar las áreas de circulación y de parqueo debería ser una prioridad.
Nada es fácil en materia de orden y seguridad, pero tampoco es una misión imposible. ¿Hasta cuándo los ciudadanos tenemos que resignarnos a la ineficiencia? Nada podemos arreglar y seguimos demostrando nuestra incapacidad hasta para barrer y ordenar nuestra ciudad, Capital de Bolivia, Cuna de la Libertad, Ciudad Blanca de América, Patrimonio Cultural de la Humanidad, etc, etc, puro títulos que cada vez responden menos a la realidad y que están siendo sustituidos por otros, como el de Capital tranca, gracias a los famosos rompemuelles.